Pero aunque esto no se pueda afirmar sin temeridad, por las varias opiniones que ay sobre el lugar dōde es, ô fue el Paraiso, el qual parece que Dios ha querido encubrir i reservar para si, c{ Maluen. Acosta, & Delrius sup. Cassan. in Cat. 12. p. cons. 4. Maiol. colloq. 17. Ego, d c 7. nu. 10. }todavia no se puede negar, que considerada la tẽplança, i casi perpetua Primavera de las mas de estas Provincias, merezcan, sino el nombre de Paraiso, el de Huerto de deleite, ô las alabanças del Tempe, Campos Elysios, Islas Atlantidas, ô Fortunadas, que con menos causa fueron tā estimadas, i celebradas de los Antiguos. d{ Horatius Epod. odæ 16. Ortel. dictio. Poet. & alij, his verbis, Aldrete de Antiq. Hispan. libro 4. cap. 17. Ego, d. c. 7. n. 11. }Porque ni en ellas ofende con su frio el Invierno, ni abrasa con su calor el Verano, en tanto grado, que con casas de caña embarradas por fuera, se rechaçan en muchas partes las injurias del tiẽpo, i apenas ay necessidad de mudar vestido. De suerte, que si los que hā llegado à habitarlas, echaran de si los grillos de la codicia, i de otros desordenados deseos, con que suelen embaraçarse, i gozando de libertad ingenua, quisieran mas ser señores, que señoreados de las riquezas, passaran en ellas alegre, i dichosamente la vida. e{ Sō palabras del Padre Acosta d. c. 14. quas ad literam refero d. c. 7. n. 12 }