CAP. IIII.

CAP. IIII.

De la Naturaleza, Excelencias, i cosas raras del Nuevo Orbe, i de su comparacion al Antiguo, i del Mar del Sur, que le baña.

AViendo dicho ( aũ que aunque con brevedad) lo que basta para tener algun conocimiẽto conocimiento de las muchas, i dilatadas Provincias del Nuevo Mũdo Mundo , me parece necessario dezir algo, en la mesma forma, de sus Excelencias, utilidades, i propriedades: porque no piense alguno, que lo que tiene de inmenso, pierde su estimacion por lo infrutuoso, i desaprovechado. Si bien no quiero, ni puedo negar, que ay mucho de este genero, en tantas cienegas, pantànos, arenales, pedregales, sierras, montes, bosques, i arcabucos impenetrables, como en el se hallan. I en algunas tierras, que ô por el mucho calor, ô por el mucho frio, son poco aptas para ser habitadas.
Pero esto no quita, ni impide, que debamos celebrar, i alabar lo que en las otras, por mayor parte ay de riqueza, templança, i amenidad. Porque esta desigualdad se halla en todas las del mundo, no solo despues del diluvio, como algunos sintieron mal, sino desde el principio de su creacion. Disponiendolo assi su Hazedor, para que resplandeciesse mas con esta variedad su poder, i sabiduria, i dando à unas Regiones unas cosas, à otras otras, i à otras ningunas, constàsse, que todo pendiò de su voluntad, i quedassen sus habitadores necessitados de buscarse, i comunicarse, i no adorassen por Dios al Mundo, viendole padecer semejantes imperfecciones.
I en comprobacion de esta templança, i amenidad, se puede considerar, que don Christoval Colon, primer descubridor de las Provin cias de este Nuevo Orbe, aviendola començado à reconocer, aun en la menos acomodada, que es la Isla de Santo Domingo, por otro nombre la Española, vino casi à pẽ sar pensar , que en ellas podia auer estado el Paraiso terrenal, que muchos dizen estuvo plantado debaxo de la Equinocial.
Pero aunque esto no se pueda afirmar sin temeridad, por las varias opiniones que ay sobre el lugar dō de donde es, ô fue el Paraiso, el qual parece que Dios ha querido encubrir i reservar para si,
todavia no se puede negar, que considerada la tẽ plança templança , i casi perpetua Primavera de las mas de estas Provincias, merezcan, sino el nombre de Paraiso, el de Huerto de deleite, ô las alabanças del Tempe, Campos Elysios, Islas Atlantidas, ô Fortunadas, que con menos causa fueron tan estimadas, i celebradas de los Antiguos.
Porque ni en ellas ofende con su frio el Invierno, ni abrasa con su calor el Verano, en tanto grado, que con casas de caña embarradas por fuera, se rechaçan en muchas partes las injurias del tiẽ po tiempo , i apenas ay necessidad de mudar vestido. De suerte, que si los que han llegado à habitarlas, echaran de si los grillos de la codicia, i de otros desordenados deseos, con que suelen embaraçarse, i gozando de libertad ingenua, quisieran mas ser señores, que señoreados de las riquezas, passaran en ellas alegre, i dichosamente la vida.
De donde nace, que como en otro tiempo, confiriendo entre si las tres partes entonces conocidas del mundo, se solia disputar de sus excelencias, i si era mejor para habitado el Oriente, que el Occidente?
Assi aora, descubierta esta nueva, que llaman la quarta, se puede justamente poner en question, si les haze ventaja? I verdaderamẽ te verdaderamente ay Autores, que se la concedẽ conceden ,
i Yo los siguiera, si este Nuevo Orbe estuviera tan cultivado, poblado, i habitado como el antiguo.
Porque en grandeza, i templan ça no se puede dudar, que sea superior, por lo que se ha dicho. I tam| bien lo es en aguas, fuentes, lagunas, i copia de rios maravillosos, i navegables, de que varios Autores hazen particular relacion,
i en especial del llamado Orellana, ô de las Amazonas, que tambien le suelen nombrar Marañon, ô Grā Gran Para; del qual confiessa Iuan Baptista Scorcia,
que el Nilo con ser tan grande, que los Antiguos le tenian por Rey de los rios, es sobrepujado de este con muchas ventajas: por que recoje en si mas de otros treinta muy caudalosos, sin otros casi innumerables de menor porte, corriendo mas de mil i seiscientas leguas de las corriẽtes corrientes del Perù, i de el Brasil, desde su nacimiẽto nacimiento ; i quā do quando llega à vaciar en el mar del Norte, tiene mas de noventa de boca.
Lo qual se ha explorado mejor que nũca nunca , en las dos navegaciones, que subiendo, i baxando por el desde Quito, hizieron el año de 1639. los Portugueses, que tienen ocupada su boca, acompañandolos por orden de la Real Audiencia de aquella Ciudad el Religioso, i advertido Padre Christoval de Acũ na Acuna , de la Compañia de Iesus, con otro su compañero nombrado Andres de Artieda, que lo miraron, i delinearon todo con mucha atencion, i distincion, i han impresso de ello una maravillosa i agradable relacion, à que me remito.
I lo mismo dize del rio de la Plata, despues de otros Autores, Cardano,
i que su boca es de quarenta leguas, i corre con tanta violencia al Oceano, que los navegantes beven sus aguas dulces mucho antes que del golfo del mar alcancen à ver sus riberas.
Quanto se aventaje en minerales de plata, i oro, pesquerias de perlas, i otras piedras preciosas, quiero omitirlo, por ser tan notorio, i averlo de tratar en otro capitulo;
pues de solo el Cerro de Potosi sabemos, que se han sacado despues que se descubrio, mas de quinientos millones en lo quintado, sin lo mucho que se dexa entender se avrà sacado sin registrarlo. I assi ay Autor estrangero, que cōfiessa confiessa , que llueve Dios para nuestros Reyes, quanto engendran precioso el Oriente, i el Occidente.
I es digno de no passar en silencio, lo del Valle, que llamā llaman de Botas, en la Isla de Cuba, que tiene en largo mas de doze mil passos, todo lleno de piedras guijarreñas, redondas, de diferentes tamaños, tan perfectas como si se huvieran hecho con turquesas, ò al torno, de suerte, que se pueden lastrar, i han lastrado dellas muchas naves, i traido à Sevilla paravalas de artilleria.
I lo que es mas de maravillar, en otro Valle de Guatemala se crian unos polvos de açufre salitrado, tan bien dispuesto, que prestan i suplen casi en lugar de la polvora, con que parece, que la naturaleza previno estos almacenes à los Españoles, como esperando su venida à estas tierras.
Pudiera tambien detenerme en mostrar las ventajas, que hazen en dehessas, i pastos, en frutas, i frutos, i en tanta variedad, i excessiva grandeza de arboles, muchos de ellos medicinales, quales son el Palo Santo, China, Cañafistola, Salsafras, çarçaparrilla, i otros infinitos, i en otras raizes, que no solo aprovechan para esto, sino para el sustento. Pero escusolo, por la brevedad à que pretendo reducir este libro, i averlo tratado otros en los suyos con gran distincion.
Contentandome con dezir, que ay algunos, que cavados sirven de naos. Otros, que quando estan ya podridos, i viejos, echā echan de si de noche tal luz, que sirve de antorcha à los caminantes. Otro llamado Maguei, que solo rinde casi quanto se coge de todos; porque del se saca agua, vino, azeite, vinagre, miel, xaraves, hilo, agujas, vigas, i tejas para los edificios, i otras cosas innumerables.
Otro en el Perù de madera esponjosa, que doma los estimulos de la carne, i por esso los Indios nunca hazen fuego del en sus casas, porque su calor, ò humo no los haga impotentes.
Otros, que siempre, sin cuidado alguno, crecen, i se estienden en forma de Cruz.
Calāch Calanch . sup.
La granadilla, que dexado el sa| bor, i olor de su fruta, en hojas, i flores traslada al vivo todos los instrumentos, que intervinieron en la dolorosa Passion de nuestro Redentor, cosa que ha obligado à que muchos, i graves Autores, no solo naturales, sino estranjeros, reparen en sus mysterios, i los celebren en prosas, i versos. Otros, cuyas hojas en cayendo en el agua, se convierten en piedras, ô en pajaros.
Otro llamado Lebete, en Manila, que no prende sino sobre rocas, i peñas vivas, aunque esten debaxo del agua, i las taladra, i abraça de suerte con sus raizes, que despues de crecido, puede apostar con ellas en duracion; de que sacò una pia i moral advertencia el Botero en su Primavera.
Esta misma duracion conserva tambien el Guayacan en el mar, i por esso son sus maderas tan à proposito para fabrica de navios, fuera de otras utilidades, i efectos medicinales, que de ellas se sacan. I es cosa digna de admiracion, que aun de los gusanos que cria este arbol, cayendo entierra, se producen otros arboles, i se agarrā agarran en ella los gusanos con sus perneçuelas, hasta que brotan.
No es menos considerable, i vẽ tajosa ventajosa la ubertad, i fertilidad en todo genero de semillas, frutas, i legumbres, assi de las que tenian las mesmas Regiones, como de las que se han ido llevando de España, de que refierẽ refieren cosas casi increibles muchos Autores.
I entre otras, que en la Isla Española se dan los melones en tanta grandeza, que apenas puede un hombre sustẽtar sustentar uno sobre los ombros. I que se cojen en todos los tiempos del año, siempre sabrosos, i de buena sazō sazon . I que aunque se aya echado la guadaña al heno, dentro de cinco dias buelve à crecer un codo de alto.
I que en la mesma Isla, i en otras, i en muchas partes de Tierrafirme, una espiga de trigo suele tener dos mil granos, y ser tan gruessa como el braço de un hombre. I cojerse maduros los melones, calabaças, i cohombros dentro de veinte dias despues de plantados; i las lechugas, coles, i lenguabueyes, dẽ tro dentro de diez; nuestro trigo dentro de dos meses; i el de los Indios, que llaman Maiz, dos vezes al año, i quando menos à ciento por uno. I finalmente, que en casi todo este Nuevo Orbe siempre estan verdes los prados, i los arboles, i nunca les faltan hojas, sino à muy pocos.
La fecundidad, i multiplicaciō multipllicacion en aves, ganados, i otros animales terrestres, especialmente en los llevados de España, se podra entẽder entender solo con referir, que en la Isla Española, antes que passassemos nosotros à ella, àvia solos tres, ò quatro generos de animales quadrupedes, i essos tan pequeños como conejos.
I oy està llena de innumerables animales domesticos, i sobre todo de ganado vacuno, que llena los montes, i pastos sin dueño, i se mata solo para aprovechar los pellejos, de que se trae à España la gran cantidad, que sabemos.
I la mesma feracidad experimẽ tamos experimentamos en los cavallos, puercos, cabras, ovejas, i aves de Castilla, assi en aquella Isla, como en otras Provincias, como lo advierten Acosta, i Herrera.
Añadiendo, que en un Valle cerca de Mexico, de solas diez ovejas, le nacieron en diez años à un hombre llamado Camargo, quarẽta quarenta mil i mas: i que à otro Dean Rodrigo Baptista, le parian las vacas dos vezes al año.
I en los montes del Perù se halla otro animal à quien los Indios llamā llaman vicuña, que es el que cria en su buche las piendras piedras Bezares, de cuyas propiedades, i utilidades ay escritos libros enteros.
I en alguno se añade (no sè con quanta verdad) que ay tambien piedras Bezares, que se crian en mōtes montes , i peñas, i se sacā sacan de ellas al modo que otros metales.
I à este modo, en todo genero de cosas ay tātas tantas , i tan raras, i provechosas, como maravillosas, que aunque sea en Epitome, no se pueden recoger facilmente; pues han bastado para llenar tātos tantos libros.
I à obligar à que confiesse uno muy docto, i grave, con ser estranjero,
Maiol. colloq. 17. pa. 391
que esta abundācia abundancia i feracidad ex| cede sin duda, à lo que se suele celebrar, i encarecer tanto de la India Oriẽtal Oriental , i otras Regiones de Asia; porque alli, caso que la aya, es en pocas, i muy distantes, i aqui en todas, i à cada passo.
De donde podemos venir en conocimiento de la poca advertẽcia advertencia de Adriano Turnebo,
Lib. 14. advers. c. 21.
en afirmar, que es mentira quanto se dize, i encarece de la fertilidad, i riquezas del Nuevo Orbe. I la supina ignorancia, ô afectada envidia, i malicia de Iulio Escaligero,
en escrivir, que ninguna cosa nace en el, que aya sido, ni pueda ser de provecho al antiguo, sino antes de daño. Porque en este se crian cavallos, camellos, bueyes, asnos, i mulos, hermosos, buenos, i muchos; i en aquel, monas, gimios, zarandajas, i cosas de sueño, i hombres, que distan poco de brutos, siendo los de Europa autores de la paz, leyes, costumbres, i virtudes, maestros, i ministros de las guerras, dictadores de las artes, inventores de las ciẽcias ciencias , i fundadores de la sabiduria, i que antepone èl la cara de una sola matrona Flamẽca Flamenca , à todas las Elenas de las Indias.
Porque aunque Iuan Botero,
ponga en duda, que estas puedā puedan preceder à Europa. I Frai Iuan de la Puente
tenga por mayores las excelencias de España. La qual dize averse llamado antiguamẽte antiguamente Pania, ò Tubalia, porque se halla en ella con ventajas, quanto bueno se vè repartido en las demas partes del universo; de que tambien podemos alegar por testigo à Plinio, i otros muchos Autores.
Todavia el mesmo Puente viene à conceder, i encarecer la templança, i fertilidad del Nuevo Orbe. I Botero tambien confiessa, que avida consideracion al tiempo presente, no se puede negar, que exceda al Antiguo; pues à los animales, arboles, frutas, semillas, i legumbres, que llevava antes en tanta abundācia abundancia , se han acrecentado casi quantos ay en Europa, que en el producẽ producen i multiplican tan portentosamente, como se ha dicho.
I pudiera acordarse Escaligero, que en otro lugar,
tratando de las dos Iavas, mayor, i menor, las encarece tanto, que las llama Compendio del Orbe, por la facil, i abũ dante abundante cosecha, que en ellas se halla de todas cosas. I no deviera negar al todo, lo que concede à esta parte. Ni despreciar tanto las mugeres Indianas, cuyo buen parecer, ornato i asseo, no merece menores encarecimiẽtos encaricimientos , que lo demas que se ha referido, i no falta quien con particularidad lo pondere en doctos escritos.
Pero diga el lo que quisiere, i Nosotros lo que vemos, i gozamos, i quede assimesmo por charlatan, i ridiculo saltaenbāco saltaenbanco Trajano Bocalini,
que ya que no pudo negar estas excelencias, dize las contrapesa el daño, que el Orbe Antiguo ha recebido con el mal, que llaman Frā ces Frances , ò Bubatico, que presupone por llano, que passò à el de este Nuevo. Siendo assi, que no lo es, sino mui incierto, i dudoso, i que antes comunica palos, yervas, i drogas, que han sido, i son mui provechosas para su cura, de que ay libros, i tratados particulares.
Si bien confiesso, que estos dones, que Dios se sirvio de conceder à Nuestras Indias, tienen por pension en algunas partes los temblores de tierra, especialmente en las que estan en costa del mar, ò cerca de algunos volcanes, que en ellas ay,
à cuyas rebentazones, ò à las del agua, ò aire, metido por alguna ocasion en las venas, ò entrañas de la tierra, i à la agitaciō agitacion , que hazen estos elementos, hasta salir de la carcel en que el otro los tiene, atribuyen los Naturales,
toda la filosofia de los temblores; en que no permite mi instituto mas detẽ cion detencion .
Ni tampoco en discurrir sobre lo que ocasiona la grā gran variedad de temples, ò climas, que en breves distancias se suelen reconocer en estas Provincias de las Indias, i en particular en las Peruanas.
En cuyos llanos assimesmo nũca nunca llueve, ni nieva, ni se vèn, ni oyen rayos, truenos, ni relampagos, siendo todo esto tan frequẽte frequente en las sierras, | que distā distan de ellos solo diez leguas, i caen debaxo de la mesma linea, i altura de grados, como lo testifican, procurando investigar las causas naturales de que procede, Agustin de Zarate, Acosta, i otros Autores.
Contentandome con añadir por remate de este capitulo, que una de las mayores excelencias, que podemos considerar en el Nuevo Orbe, es la inmensa grandeza, i tranquilidad del Mar del Sur, que le ci ñe i baña por lo mas de sus Costas Occidentales, i Meridionales,
dicho assi, de la palabra Flamenca, Zuit, ò Francesa, Su, ò Sud, con que los Pilotos de estas naciones, i otras Setentrionales, à quienes han seguido los Nuestros, en la particion de los treinta i dos vientos con que se entienden en sus navegaciones, llamā llaman al Austro, ò Solano, que es el mas general en este mar, à diferencia del Oceano Atlātico Atlantico , que baña las mesmas Costas por sus partes mas Orientales, dicho vulgarmente al Norte, de la palabra Flamenca Noort, con que significan los mesmos Pilotos el viento Boreal, Aquilonar, ò Setentrional, i toda aquella parte de cielo, i suelo, que cae àzia el Polo Artico, i sus estrellas Setentrionales; las quales se pierden de vista en passando la linea Equinocial, i reconociendo el nuevo Hemisferio del Polo Antartico, que tambiẽ tambien por la mesma causa suelen llamar Austral; como al mar, que por el se navega, que es el que los Antiguos llamarō llamaron Chryse, i llega hasta la China, i oy los Modernos le han dado el nombre de Pacifico,
i se entiẽde entiende fue el primero que se le puso, Fernādo Fernando de Magallanes, quando llegò à entrar, i navegar en el, passado el Estrecho, como le experimentò tan quieto, i tranquilo, i que con ser tan dilatado i profundo, se navegava por el como por un apacible rio, con felices Galernos, como particularmẽte particularmente lo advierten Antonio de Herrera, i otros muchos,
discurriendo juntamente sobre las causas naturales de esta tranquilidad, i de las creciẽ tes crecientes , i mẽguantes menguantes , por otro nombre plea mares, i baxa mares, i otros varios movimientos, que se suelẽ suelen hallar en algunas partes de este del Sur.
Que es el que se tiene, i debe tener por el verdadero Oceano: porque lo mas cierto es, que no ay mas de un Mar, aũque aunque à este le avemos dado varios nombres, segun las Provincias que baña, ò por otras causas. I si por alguna parte parece que se divide, i aqui, ò alli estiende sus ramos, ò braços, verdaderamẽ te verdaderamente su cuerpo es contiguo è inseparado con ellos, i por estrechos, que aun no conocemos, ò por ocultos canales, i cavernas de la tierra, haze en diversas partes de ella sus senos; pero de tal suerte, que por otra, i otras buelven à comunicarse, i reconocer su centro, que es el Oceano. I assi se ha de entender el lugar del Genesis, en que se dize, que llamò Dios Mares à la congregacion de las aguas.
I aunque al Mediterraneo, porque ciñe tantas Provincias, i divide el solo à Europa, Africa, i Asia, le han dado el nombre de Magno, esso es en comparaciō comparacion de otros bra ços menores, è internos, como el Caspio, el Bermejo, el Hyrcano, el Euxino, el Tyrreno, el Germanico, el Britanico, el Adriatico, el Ligustico, i otros de varios nombres, tomados por mayor parte de las Regiones à que mas se avezinan: pero no del Oceano universal de que vamos hablando, cuya parte, ò miembro es tambien el Mediterraneo; i si el se llama Magno, essotro tiene i merece el renombre de Maximo. I assi se le dan muy graves Autores.
I el tiempo ha hecho mas cierto lo que vamos diziendo; pues con ser assi, que el Oceano Atlantico, ò del Norte, que era tenido por el mayor de los Mares, parecio que se terminava dōde donde comiença la Tierra firme de este Nuevo Orbe, luego le hallamos tanto mayor, i mas esplayado, passada la lẽgua lengua de tierra, que diximos de Panamā Panama ,
Sup. hoc lib. cap. 2.
eneste que llamamos Mar Austral, ò del Sur. I poco despues, con la investigacion de Magallanes, i otras | que han hecho varios Pilotos, i ultimamente los Mayres, i los Nodales, se han venido à descubrir, no solo partes, i estrechos, sino mar casi abierto, por donde se comunican, i se han hecho muchas navegaciones. Sacando verdadero à Macrobio, que casi dexò pronosticados estos descubrimientos, diziendo:
que no podia ser, que a la ReRegion Region Austral huviesse dexado de estẽder estender sus aguas el Oceano; pero que no se podia por entonces descubrir el como, i por donde, por no ser conocido su sitio.
I todos los Cosmografos, que biẽ bien sientẽ sienten , i alcançan algo de estas materias,
se persuaden, que ay otros estrechos, i partes por donde se comuniquen estos dos Mares àzia el Polo Artico, pues no le avia de negar la naturaleza, lo que le concedio al Antartico, i piensan se podrian hallar en las Provincias de la Florida, que se estienden tanto, que hasta aora no se sabe donde rematan, i unos dizen, que llegan al Mar Germanico, otros à los ultimos fines de Europa.
Pero como este estrecho no se ha descubierto, i el de Magallanes es tan remoto, i en passar las mercaderias por tiera, en aquellas diez i ocho leguas, que ay desde Puertovelo, donde descargan las flotas, que van de España por el Mar del Norte, hasta el Puerto que llamā llaman de Perico en Panamà, dōde donde se buelven à cargar por la Mar del Sur, se ofrecen tantos gastos, embara ços, i dificultades, se ha puesto varias vezes en platica, si por aquel paraje, ò por la Provincia de Honduras, desde el puerto que llaman de Cavallos, à la Bahia de Fōseca Fonseca , ò por el desaguadero de la laguna de Nicaragua, ô por otro rio, que ay en la Nueva España, llamado la Vera Cruz, se podriā podrian abrir con fuerça è industria humana algunos canales, por dōde donde mas se acercan estos dos mares, para hazer frāco franco el passaje i navegacion de uno à otro. I caso que esto fuesse possible, si seria licito, i conveniente, que se pusiesse en execucion?
I porque este punto tiene mas de curiosidad, que de uso, i provecho para la Politica que voy formando, le remito à la disputa, que sobre el hazen lata, i doctamente graves Autores, i à lo mucho que tengo escrito en el Tomo Latino donde le trato.
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