# 4 CAP. IIII. De la Naturaleza, Excelencias, i cosas raras del Nuevo Orbe, i de su comparacion al Antiguo, i del Mar del Sur, que le bana. AViendo dicho (aunque con brevedad) lo que basta para tener algun conocimiento de las muchas, i dilatadas Provincias del Nuevo Mundo, me parece necessario dezir algo, en la mesma forma, de sus Excelencias, utilidades, i propriedades: porque no piense alguno, que lo que tiene de inmenso, pierde su estimacion por lo infrutuoso, i desaprovechado. Si bien no quiero, ni puedo negar, que ay mucho de este genero, en tantas cienegas, pantanos, arenales, pedregales, sierras, montes, bosques, i arcabucos impenetrables, como en el se hallan. I en algunas tierras, que o por el mucho calor, o por el mucho frio, son poco aptas para ser habitadas. Pero esto no quita, ni impide, que debamos celebrar, i alabar lo que en las otras, por mayor parte ay de riqueza, templanca, i amenidad. Porque esta desigualdad se halla en todas las del mundo, no solo despues del diluvio, como algunos sintieron mal, sino desde el principio de su creacion. Disponiendolo assi su Hazedor, para que resplandeciesse mas con esta variedad su poder, i sabiduria, i dando a unas Regiones unas cosas, a otras otras, i a otras ningunas, constasse, que todo pendio de su voluntad, i quedassen sus habitadores necessitados de buscarse, i comunicarse, i no adorassen por Dios al Mundo, viendole padecer semejantes imperfecciones. a{ Arist. lib. de Mundo, cap. 20 Lipsius in Phisiolog. lib. 1. c. 13. Chrysost. Theodoret. & alij apud Me, lib. 1. c. 7. ex n. 4. } I en comprobacion de esta templanca, i amenidad, se puede considerar, que don Christoval Colon, primer descubridor de las Provincias de este Nuevo Orbe, aviendola comencado a reconocer, aun en la menos acomodada, que es la Isla de Santo Domingo, por otro nombre la Espanola, vino casi a pensar, que en ellas podia auer estado el Paraiso terrenal, que muchos dizen estuvo plantado debaxo de la Equinocial. b{ Gomar. lib. 1. Histor. Ind. Herrera lib. 3. c 12. Delrius in Adag. 1. t. adag. 789. Acosta de Nat. Nou. Orb. libro i. c 14 Maluo. de Parad. c. 10. Ego, d. c. 7. n. 8. } Pero aunque esto no se pueda afirmar sin temeridad, por las varias opiniones que ay sobre el lugar donde es, o fue el Paraiso, el qual parece que Dios ha querido encubrir i reservar para si, c{ Maluen. Acosta, & Delrius sup. Cassan. in Cat. 12. p. cons. 4. Maiol. colloq. 17. Ego, d c 7. nu. 10. }todavia no se puede negar, que considerada la templanca, i casi perpetua Primavera de las mas de estas Provincias, merezcan, sino el nombre de Paraiso, el de Huerto de deleite, o las alabancas del Tempe, Campos Elysios, Islas Atlantidas, o Fortunadas, que con menos causa fueron tan estimadas, i celebradas de los Antiguos. d{ Horatius Epod. odae 16. Ortel. dictio. Poet. & alij, his verbis, Aldrete de Antiq. Hispan. libro 4. cap. 17. Ego, d. c. 7. n. 11. }Porque ni en ellas ofende con su frio el Invierno, ni abrasa con su calor el Verano, en tanto grado, que con casas de cana embarradas por fuera, se rechacan en muchas partes las injurias del tiempo, i apenas ay necessidad de mudar vestido. De suerte, que si los que han llegado a habitarlas, echaran de si los grillos de la codicia, i de otros desordenados deseos, con que suelen embaracarse, i gozando de libertad ingenua, quisieran mas ser senores, que senoreados de las riquezas, passaran en ellas alegre, i dichosamente la vida. e{ Son palabras del Padre Acosta d. c. 14. quas ad literam refero d. c. 7. n. 12 } De donde nace, que como en otro tiempo, confiriendo entre si las tres partes entonces conocidas del mundo, se solia disputar de sus excelencias, i si era mejor para habitado el Oriente, que el Occidente? f{ Cassan. p. 12. consid. 17. Pontan. 1. p. progym. vol. 3. p. 18. Mag. Sybil. Inspec. pereg. quaest. q. 4. c. 3. fol. 240. }Assi aora, descubierta esta nueva, que llaman la quarta, se puede justamente poner en question, si les haze ventaja? I verdaderamente ay Autores, que se la conceden, g{ Acost. in histor. Ind lib. 3. & 4. Herrera decad. 1. lib. 1. c. 5. novissime Mag Calancha in hist. Peru, lib. 1. c. 4. pag. 31. & c. 8. cum seq. } i Yo los siguiera, si este Nuevo Orbe estuviera tan cultivado, poblado, i habitado como el antiguo. Porque en grandeza, i templanca no se puede dudar, que sea superior, por lo que se ha dicho. I tambien lo es en aguas, fuentes, lagunas, i copia de rios maravillosos, i navegables, de que varios Autores hazen particular relacion, h{ Acost. d. li. 3. c. 18. & seqq. Garcia, Maiolo, Boter. Garcilas. Inca, & plures alij apud Me, d. c. 7. exn. 15. & Ca lanch. ubi sup. }i en especial del llamado Orellana, o de las Amazonas, que tambien le suelen nombrar Maranon, o Gran Para; del qual confiessa Iuan Baptista Scorcia, i{ Lib. 1. de natur. & increm. Nili, c. 5. }que el Nilo con ser tan grande, que los Antiguos le tenian por Rey de los rios, es sobrepujado de este con muchas ventajas: por que recoje en si mas de otros treinta muy caudalosos, sin otros casi innumerables de menor porte, corriendo mas de mil i seiscientas leguas de las corrientes del Peru, i de el Brasil, desde su nacimiento; i quando llega a vaciar en el mar del Norte, tiene mas de noventa de boca. Lo qual se ha explorado mejor que nunca, en las dos navegaciones, que subiendo, i baxando por el desde Quito, hizieron el ano de 1639. los Portugueses, que tienen ocupada su boca, acompanandolos por orden de la Real Audiencia de aquella Ciudad el Religioso, i advertido Padre Christoval de Acuna, de la Compania de Iesus, con otro su companero nombrado Andres de Artieda, que lo miraron, i delinearon todo con mucha atencion, i distincion, i han impresso de ello una maravillosa i agradable relacion, a que me remito. I lo mismo dize del rio de la Plata, despues de otros Autores, Cardano, k{ Auct. sup. relati, Ego, d. li. 1. cap. 9. n. 15. Cardan. ibid. a Me relatus omnino legendus. }i que su boca es de quarenta leguas, i corre con tanta violencia al Oceano, que los navegantes beven sus aguas dulces mucho antes que del golfo del mar alcancen a ver sus riberas. Quanto se aventaje en minerales de plata, i oro, pesquerias de perlas, i otras piedras preciosas, quiero omitirlo, por ser tan notorio, i averlo de tratar en otro capitulo; l{ Infra lib. 6. c. 1. Acosta in hist Ind. lib 5 per tot. Garcilas. in hist. inca lib. 8. c. 23. & seqq. late Calanch. sup. c. pag. } pues de solo el Cerro de Potosi sabemos, que se han sacado despues que se descubrio, mas de quinientos millones en lo quintado, sin lo mucho que se dexa entender se avra sacado sin registrarlo. I assi ay Autor estrangero, que confiessa, que llueve Dios para nuestros Reyes, quanto engendran precioso el Oriente, i el Occidente. m{ Pat. Carol. Scriban. In Polit. in epist. dedicat. ad Reg. Nostrum, cuius verba rescio infra lib. 6. c. 1. } I es digno de no passar en silencio, lo del Valle, que llaman de Botas, en la Isla de Cuba, que tiene en largo mas de doze mil passos, todo lleno de piedras guijarrenas, redondas, de diferentes tamanos, tan perfectas como si se huvieran hecho con turquesas, o al torno, de suerte, que se pueden lastrar, i han lastrado dellas muchas naves, i traido a Sevilla paravalas de artilleria. n{ Petr. Mart. dec. 7. c. 7. Oviedo libr. 17. hist. ca. 7. & in sum. c. 5. Petr. Mexia in Sylvar. p. ca. 9. & allij apud Me, d. c. 7. n. 39. }I lo que es mas de maravillar, en otro Valle de Guatemala se crian unos polvos de acufre salitrado, tan bien dispuesto, que prestan i suplen casi en lugar de la polvora, con que parece, que la naturaleza previno estos almacenes a los Espanoles, como esperando su venida a estas tierras. o{ Auctor, proxime citati, Ego d. c. 7. n. 40. } Pudiera tambien detenerme en mostrar las ventajas, que hazen en dehessas, i pastos, en frutas, i frutos, i en tanta variedad, i excessiva grandeza de arboles, muchos de ellos medicinales, quales son el Palo Santo, China, Canafistola, Salsafras, carcaparrilla, i otros infinitos, i en otras raizes, que no solo aprovechan para esto, sino para el sustento. Pero escusolo, por la brevedad a que pretendo reducir este libro, i averlo tratado otros en los suyos con gran distincion. p{ Acosta, & alij sup. relati, P. Euseb. Nieremb. in integris libris de histor. natur. plures alij apud Me, d. c. 7. exn. 30. novissime Salmut. ad Pancirol. in tit. de Novo Orbe ex pag. 38. Calancha omnino legendus d. lib. 1. c. 8. 9. & 10. } Contentandome con dezir, que ay algunos, que cavados sirven de naos. Otros, que quando estan ya podridos, i viejos, echan de si de noche tal luz, que sirve de antorcha a los caminantes. Otro llamado Maguei, que solo rinde casi quanto se coge de todos; porque del se saca agua, vino, azeite, vinagre, miel, xaraves, hilo, agujas, vigas, i tejas para los edificios, i otras cosas innumerables. q{ Acost. d. lib. 4. c. 23. Garcilas. lib. 8. c. 13. Calancha, & alij sup. cit. }Otro en el Peru de madera esponjosa, que doma los estimulos de la carne, i por esso los Indios nunca hazen fuego del en sus casas, porque su calor, o humo no los haga impotentes. r{ loan. Metel. apud Theat. vitae bum. Zuingeri. pag. 397 3 }Otros, que siempre, sin cuidado alguno, crecen, i se estienden en forma de Cruz. s{ Calanch. sup. } La granadilla, que dexado el sabor, i olor de su fruta, en hojas, i flores traslada al vivo todos los instrumentos, que intervinieron en la dolorosa Passion de nuestro Redentor, cosa que ha obligado a que muchos, i graves Autores, no solo naturales, sino estranjeros, reparen en sus mysterios, i los celebren en prosas, i versos. t{ Clusius, & Monard. in histor. plant. Botero en su Primavera cant. 1. Gretserus in hortis de cruce, 5. p. pa 282. plures apud Me. d. lib. 1. c. 14. ex n. 66. novissimé F. Gregor. Garcia in tract de prae dicat. in Nov. Orbe lib. 6, c. 5 f. 224 & seq. & Calanch. in histor. Peru lib. 1 c. 9. pag. 57. }Otros, cuyas hojas en cayendo en el agua, se convierten en piedras, o en pajaros. v{ Idem Calancha post alios, ubi supr. & Boter. d. cant. 1. }Otro llamado Lebete, en Manila, que no prende sino sobre rocas, i penas vivas, aunque esten debaxo del agua, i las taladra, i abraca de suerte con sus raizes, que despues de crecido, puede apostar con ellas en duracion; de que saco una pia i moral advertencia el Botero en su Primavera. x{ d. cant. 1. metro sive octava 85. & seqq. quem vide. } Esta misma duracion conserva tambien el Guayacan en el mar, i por esso son sus maderas tan a proposito para fabrica de navios, fuera de otras utilidades, i efectos medicinales, que de ellas se sacan. I es cosa digna de admiracion, que aun de los gusanos que cria este arbol, cayendo entierra, se producen otros arboles, i se agarran en ella los gusanos con sus pernecuelas, hasta que brotan. y{ Monard. & alij sup relati in c. de Guaiaco, i Yo tengo una carta, que de lo de los gusanos me escrivio don Iuan de Padilia siendo Oidor del Nuevo Reino de Granada. } No es menos considerable, i ventajosa la ubertad, i fertilidad en todo genero de semillas, frutas, i legumbres, assi de las que tenian las mesmas Regiones, como de las que se han ido llevando de Espana, de que refieren cosas casi increibles muchos Autores. z{ Pet. Mexia, Petr. Martyr, Oviedo, Acosta, Maiol. Herrer. Garcilas. Torquem. & alij apud Me lib. 1. c. 7. n. 23 }I entre otras, que en la Isla Espanola se dan los melones en tanta grandeza, que apenas puede un hombre sustentar uno sobre los ombros. I que se cojen en todos los tiempos del ano, siempre sabrosos, i de buena sazon. I que aunque se aya echado la guadana al heno, dentro de cinco dias buelve a crecer un codo de alto. I que en la mesma Isla, i en otras, i en muchas partes de Tierrafirme, una espiga de trigo suele tener dos mil granos, y ser tan gruessa como el braco de un hombre. I cojerse maduros los melones, calabacas, i cohombros dentro de veinte dias despues de plantados; i las lechugas, coles, i lenguabueyes, dentro de diez; nuestro trigo dentro de dos meses; i el de los Indios, que llaman Maiz, dos vezes al ano, i quando menos a ciento por uno. I finalmente, que en casi todo este Nuevo Orbe siempre estan verdes los prados, i los arboles, i nunca les faltan hojas, sino a muy pocos. La fecundidad, i multipllicacion en aves, ganados, i otros animales terrestres, especialmente en los llevados de Espana, se podra entender solo con referir, que en la Isla Espanola, antes que passassemos nosotros a ella, avia solos tres, o quatro generos de animales quadrupedes, i essos tan pequenos como conejos. a{ Oviedo lib. 12. c. 1. & 5. Maiol. colloq. 17. pag. 391. Maginus tab. 34. pa. 290. Ego d. c. 7 ex n. 34. }I oy esta llena de innumerables animales domesticos, i sobre todo de ganado vacuno, que llena los montes, i pastos sin dueno, i se mata solo para aprovechar los pellejos, de que se trae a Espana la gran cantidad, que sabemos. I la mesma feracidad experimentamos en los cavallos, puercos, cabras, ovejas, i aves de Castilla, assi en aquella Isla, como en otras Provincias, como lo advierten Acosta, i Herrera. b{ Acost. lib. 4. c. 33. & seqq. Herrer. dec. 4. lib. 9. c. 5. & 14 Garcilas. Inca in suis comm. 1. p. lib. 8. ex c. 20. Pet. Cieza in hist. Peru, 2 tom. c. 35. }Anadiendo, que en un Valle cerca de Mexico, de solas diez ovejas, le nacieron en diez anos a un hombre llamado Camargo, quarenta mil i mas: i que a otro Dean Rodrigo Baptista, le parian las vacas dos vezes al ano. I en los montes del Peru se halla otro animal a quien los Indios llaman vicuna, que es el que cria en su buche las piedras Bezares, de cuyas propiedades, i utilidades ay escritos libros enteros. c{ Auctor libri de lap. Bezaar Ioan. Metellus, Acost. Monardes, Huerta, Herrer. & plures alij apud Me, d cap. 7. ex n. 38. novissime Salmut: ad Pancirol. tistul. 3. de lapid. Bezaar per totum, & Calancha lib. 1. ca. 8. }I en alguno se anade (no se con quanta verdad) que ay tambien piedras Bezares, que se crian en montes, i penas, i se sacan de ellas al modo que otros metales. d{ Camil. Borrel. de praest. Reg. Cath. ca. 28. n. 40. } I a este modo, en todo genero de cosas ay tantas, i tan raras, i provechosas, como maravillosas, que aunque sea en Epitome, no se pueden recoger facilmente; pues han bastado para llenar tantos libros. e{ c. Auctores suprarelati, Ego d. c. 7. per tot. novissime, & latissime Calancha d. lib. 1. ex cop. 8. } I a obligar a que confiesse uno muy docto, i grave, con ser estranjero, f{ Maiol. colloq. 17. pa. 391 } que esta abundancia i feracidad excede sin duda, a lo que se suele celebrar, i encarecer tanto de la India Oriental, i otras Regiones de Asia; porque alli, caso que la aya, es en pocas, i muy distantes, i aqui en todas, i a cada passo. De donde podemos venir en conocimiento de la poca advertencia de Adriano Turnebo, g{ Lib. 14. advers. c. 21. }en afirmar, que es mentira quanto se dize, i encarece de la fertilidad, i riquezas del Nuevo Orbe. I la supina ignorancia, o afectada envidia, i malicia de Iulio Escaligero, h{ In exercitatione advers. Cardan. exercita. 99. quem refert Salmut. ad Pancirol. titulo de Novo Orbe, pag. 26. & 27. }en escrivir, que ninguna cosa nace en el, que aya sido, ni pueda ser de provecho al antiguo, sino antes de dano. Porque en este se crian cavallos, camellos, bueyes, asnos, i mulos, hermosos, buenos, i muchos; i en aquel, monas, gimios, zarandajas, i cosas de sueno, i hombres, que distan poco de brutos, siendo los de Europa autores de la paz, leyes, costumbres, i virtudes, maestros, i ministros de las guerras, dictadores de las artes, inventores de las ciencias, i fundadores de la sabiduria, i que antepone el la cara de una sola matrona Flamenca, a todas las Elenas de las Indias. Porque aunque Iuan Botero, i{ In relat. univers. 1. par. vol. 2. lib. 1. c. 4. & 5 } ponga en duda, que estas puedan preceder a Europa. I Frai Iuan de la Puente k{ In conven. Monarch. lib. 3. c. 11. & 30. }tenga por mayores las excelencias de Espana. La qual dize averse llamado antiguamente Pania, o Tubalia, porque se halla en ella con ventajas, quanto bueno se ve repartido en las demas partes del universo; de que tambien podemos alegar por testigo a Plinio, i otros muchos Autores. l{ Plin. lib. 3. c. 1. & seqq. & libro ult. capit. ultim. Latin. Pacat. in panegyr. ad Theodos. Borrell. Madera, Valdes, & plures alij apud Me, d. lib. 1. cap. 7. num. 81. }Todavia el mesmo Puente viene a conceder, i encarecer la templanca, i fertilidad del Nuevo Orbe. I Botero tambien confiessa, que avida consideracion al tiempo presente, no se puede negar, que exceda al Antiguo; pues a los animales, arboles, frutas, semillas, i legumbres, que llevava antes en tanta abundancia, se han acrecentado casi quantos ay en Europa, que en el producen i multiplican tan portentosamente, como se ha dicho. I pudiera acordarse Escaligero, que en otro lugar, m{ Scaliger. quem refero d. lib. 1. c. 3. n. 45 }tratando de las dos Iavas, mayor, i menor, las encarece tanto, que las llama Compendio del Orbe, por la facil, i abundante cosecha, que en ellas se halla de todas cosas. I no deviera negar al todo, lo que concede a esta parte. Ni despreciar tanto las mugeres Indianas, cuyo buen parecer, ornato i asseo, no merece menores encaricimientos, que lo demas que se ha referido, i no falta quien con particularidad lo pondere en doctos escritos. n{ Don Diego de Avalos en su Miscelanea Austral, novissime el P. M. Calancha d. li. c. 8. & seqq. } Pero diga el lo que quisiere, i Nosotros lo que vemos, i gozamos, i quede assimesmo por charlatan, i ridiculo saltaenbanco Trajano Bocalini, o{ Bocalin. en sus Raguallos centu 1. 2. rag. 90. }que ya que no pudo negar estas excelencias, dize las contrapesa el dano, que el Orbe Antiguo ha recebido con el mal, que llaman Frances, o Bubatico, que presupone por llano, que passo a el de este Nuevo. Siendo assi, que no lo es, sino mui incierto, i dudoso, i que antes comunica palos, yervas, i drogas, que han sido, i son mui provechosas para su cura, de que ay libros, i tratados particulares. p{ Fracast. lib. 2. de morb. agnos. fallop. in tract. de morb. Gal. And. Laurent. in tracta de lue venerea, latissime Salmut. ad Pancirol. titul. de Novo Orb. ex pag. 30. } Si bien confiesso, que estos dones, que Dios se sirvio de conceder a Nuestras Indias, tienen por pension en algunas partes los temblores de tierra, especialmente en las que estan en costa del mar, o cerca de algunos volcanes, que en ellas ay, q{ De estos temblores, i volcanes de las Indias, i danos que han hecho, late Ego post plures, quos refero d. lib. 1. c. 7. ex n. 46. }a cuyas rebentazones, o a las del agua, o aire, metido por alguna ocasion en las venas, o entranas de la tierra, i a la agitacion, que hazen estos elementos, hasta salir de la carcel en que el otro los tiene, atribuyen los Naturales, r{ Ego plurib. relatis d. ca. 7. ex n. 54. novissime Laurent. Beyerlinch. in Theat. vit. huma. lit. T. pag. 92. & Giphiander de insulis pag. 420. }toda la filosofia de los temblores; en que no permite mi instituto mas detencion. Ni tampoco en discurrir sobre lo que ocasiona la gran variedad de temples, o climas, que en breves distancias se suelen reconocer en estas Provincias de las Indias, i en particular en las Peruanas. s{ Acosta lib. 4 c. 32. Mexia in Sylva 5. p. c. 25 Boterus 1. par. vol. 2. lib. 3. pagin. 390. Ego d. c. 7. ex n. 41. }En cuyos llanos assimesmo nunca llueve, ni nieva, ni se ven, ni oyen rayos, truenos, ni relampagos, siendo todo esto tan frequente en las sierras, que distan de ellos solo diez leguas, i caen debaxo de la mesma linea, i altura de grados, como lo testifican, procurando investigar las causas naturales de que procede, Agustin de Zarate, Acosta, i otros Autores. t{ Zarate, Acosta, Boter. Mexia, Herre. Maiol. & alij apud Me, d. ca. 7. ex n. 43. & novissime Calancha ubi sup. } Contentandome con anadir por remate de este capitulo, que una de las mayores excelencias, que podemos considerar en el Nuevo Orbe, es la inmensa grandeza, i tranquilidad del Mar del Sur, que le cine i bana por lo mas de sus Costas Occidentales, i Meridionales, u{ De excellentijs Maris, & eius, & navigationis utilitatibus, & damnis, & utrum inter bona, vel mala censenda sint, late plures quos refero d. lib. 1. c. 8. per totum. }dicho assi, de la palabra Flamenca, Zuit, o Francesa, Su, o Sud, con que los Pilotos de estas naciones, i otras Setentrionales, a quienes han seguido los Nuestros, en la particion de los treinta i dos vientos con que se entienden en sus navegaciones, llaman al Austro, o Solano, que es el mas general en este mar, a diferencia del Oceano Atlantico, que bana las mesmas Costas por sus partes mas Orientales, dicho vulgarmente al Norte, de la palabra Flamenca Noort, con que significan los mesmos Pilotos el viento Boreal, Aquilonar, o Setentrional, i toda aquella parte de cielo, i suelo, que cae azia el Polo Artico, i sus estrellas Setentrionales; x{ De estos nombres Norte, Sur, i division de los vientos en la navegacion, Acosta lib. 3. c. 10. Gorop. Becan. in orig. Antuerp Bobilius de diferent. vulg. ling. c. 10. Covarr. in Thes. ling. Hisp. verbo, Norte, Levin. Len. Ororntius Phineus, Adria. Iun. & alij apud Me, d. lib. 1. c. 8. ex n. 25. }las quales se pierden de vista en passando la linea Equinocial, i reconociendo el nuevo Hemisferio del Polo Antartico, que tambien por la mesma causa suelen llamar Austral; como al mar, que por el se navega, que es el que los Antiguos llamaron Chryse, i llega hasta la China, i oy los Modernos le han dado el nombre de Pacifico, y{ Ortel. in tab & in thesaur. verb. Oceanus Magin. tab. 34 & alij passim apud Me, d. c. 8 n. 29. }i se entiende fue el primero que se le puso, Fernando de Magallanes, quando llego a entrar, i navegar en el, passado el Estrecho, como le experimento tan quieto, i tranquilo, i que con ser tan dilatado i profundo, se navegava por el como por un apacible rio, con felices Galernos, como particularmente lo advierten Antonio de Herrera, i otros muchos, z{ Ant. Herre. dec. 1. lib. 9. c. 12. Plin. li. 2. c. 97. Acost. lib. 3. ca. 16. & 21. Pet. Mexi. Maiol. Zamoran. & plures alij apud Me d. lib. 1. c. 8. ex. n. 30 }discurriendo juntamente sobre las causas naturales de esta tranquilidad, i de las crecientes, i menguantes, por otro nombre plea mares, i baxa mares, i otros varios movimientos, que se suelen hallar en algunas partes de este del Sur. Que es el que se tiene, i debe tener por el verdadero Oceano: porque lo mas cierto es, que no ay mas de un Mar, aunque a este le avemos dado varios nombres, segun las Provincias que bana, o por otras causas. a{ Plin. lib. 6. c. 23. Solin. c. 26 Seneca natur. quaest. ca. 8. & 19. Pined. de reb. Salom. li. 4 c. 9. & in Eccles. c. 1. vers. vers. 7. ubi reprobat Aristo. constituentem pluria maria distincta ab Oceano, latius Ego, d. cap. 8. ex n. 31. }I si por alguna parte parece que se divide, i aqui, o alli estiende sus ramos, o bracos, verdaderamente su cuerpo es contiguo e inseparado con ellos, i por estrechos, que aun no conocemos, o por ocultos canales, i cavernas de la tierra, haze en diversas partes de ella sus senos; pero de tal suerte, que por otra, i otras buelven a comunicarse, i reconocer su centro, que es el Oceano. I assi se ha de entender el lugar del Genesis, en que se dize, que llamo Dios Mares a la congregacion de las aguas. b{ Gen. 1. versu 6. Auctores sup. relati, Maiol. colloq. 10 Acost. lib. 3. c. 10. Ballester in Hierolog. libro 2. c. 9. Ego d. c. 8. n. 32. } I aunque al Mediterraneo, porque cine tantas Provincias, i divide el solo a Europa, Africa, i Asia, le han dado el nombre de Magno, esso es en comparacion de otros bracos menores, e internos, como el Caspio, el Bermejo, el Hyrcano, el Euxino, el Tyrreno, el Germanico, el Britanico, el Adriatico, el Ligustico, i otros de varios nombres, tomados por mayor parte de las Regiones a que mas se avezinan: pero no del Oceano universal de que vamos hablando, cuya parte, o miembro es tambien el Mediterraneo; i si el se llama Magno, essotro tiene i merece el renombre de Maximo. I assi se le dan muy graves Autores. c{ Tullius lib. 6. de Rep. Plin lib. 3. ca. 5. D. Basil. hom. 4. in Exam. & alij apud Ballester. sup. d. c. 9. Ego d. c. 8. nu. 33. } I el tiempo ha hecho mas cierto lo que vamos diziendo; pues con ser assi, que el Oceano Atlantico, o del Norte, que era tenido por el mayor de los Mares, parecio que se terminava donde comienca la Tierra firme de este Nuevo Orbe, luego le hallamos tanto mayor, i mas esplayado, passada la lengua de tierra, que diximos de Panama, d{ Sup. hoc lib. cap. 2. }eneste que llamamos Mar Austral, o del Sur. I poco despues, con la investigacion de Magallanes, i otras que han hecho varios Pilotos, i ultimamente los Mayres, i los Nodales, e{ Tratan de las Navegaciones, i descubrimiento deellos Estrechos, Acosta, Argensola, Figueros, Herrer. & plures alij apud Me, d. lib. 1. c. 8 ex n. 35. i la historia particular, que anda impressa de el Viaje de los Nodales ano de 1618. i la de Mayre, i otros in Appendice Americ. illust. }se han venido a descubrir, no solo partes, i estrechos, sino mar casi abierto, por donde se comunican, i se han hecho muchas navegaciones. Sacando verdadero a Macrobio, que casi dexo pronosticados estos descubrimientos, diziendo: f{ De somn. Scipionis lib. 2. c. 9. }"que no podia ser, que a la Region Austral huviesse dexado de estender sus aguas el Oceano; pero que no se podia por entonces descubrir el como, i por donde, por no ser conocido su sitio." I todos los Cosmografos, que bien sienten, i alcancan algo de estas materias, g{ Acost. d. lib 3. c. 12. Herre. d. lib. 1. cap. 6. Robles Cornejo en su tratado de yerbas simples de las Indias lib 5. c. 21. Ego. d. c. 8. ex n. 46. novis. Ioan. de Laet in sua Novi orbis descrip. ex pag. 504. }se persuaden, que ay otros estrechos, i partes por donde se comuniquen estos dos Mares azia el Polo Artico, pues no le avia de negar la naturaleza, lo que le concedio al Antartico, i piensan se podrian hallar en las Provincias de la Florida, que se estienden tanto, que hasta aora no se sabe donde rematan, i unos dizen, que llegan al Mar Germanico, otros a los ultimos fines de Europa. Pero como este estrecho no se ha descubierto, i el de Magallanes es tan remoto, i en passar las mercaderias por tiera, en aquellas diez i ocho leguas, que ay desde Puertovelo, donde descargan las flotas, que van de Espana por el Mar del Norte, hasta el Puerto que llaman de Perico en Panama, donde se buelven a cargar por la Mar del Sur, se ofrecen tantos gastos, embaracos, i dificultades, se ha puesto varias vezes en platica, si por aquel paraje, o por la Provincia de Honduras, desde el puerto que llaman de Cavallos, a la Bahia de Fonseca, o por el desaguadero de la laguna de Nicaragua, o por otro rio, que ay en la Nueva Espana, llamado la Vera Cruz, se podrian abrir con fuerca e industria humana algunos canales, por donde mas se acercan estos dos mares, para hazer franco el passaje i navegacion de uno a otro. I caso que esto fuesse possible, si seria licito, i conveniente, que se pusiesse en execucion? I porque este punto tiene mas de curiosidad, que de uso, i provecho para la Politica que voy formando, le remito a la disputa, que sobre el hazen lata, i doctamente graves Autores, i a lo mucho que tengo escrito en el Tomo Latino donde le trato. h{ Acost. d. lib 3. c. 10. Herrer. dec. 4. lib. 1. c. 9. & in description. c. 1. 13. & 15. Boter in relatio. 1. p. vol. 2. lib. 2. Puent. in Monarc. lib 3. c. 35. Ego plenius coeteris d. lib. 1. c. 8. ex n. 49. ad 83. }