El qual, supuesto que les haze como Angeles Custodios de las provincias, i Indios que se les encargan, i les fia la administracion i cuidado de la justicia, i buenas costumbres dellas, ya se ve la obligacion en que pone a los que los huvieren de proveer i nombrar, de buscar los dignos de tal ministerio, i los nombrados de proceder con toda vigilancia, pureza de vida, i zelo de justicia, como lo advierte i aconseja bien a unos i a otros Lanceloto Conrado, g{ Lancel. Conrad. in epistol. sui tract. de offic. praetor. }diziendo, que si el nombrar Corregidores es de lo que llaman de Maximo Imperio, el ser Corregidores es, i debe ser de rara i exquisita virtud. I hablando de los que se proveen para Espana dize lo mesmo nuestro Bobadilla, h{ Bobad. d. li. 1, c. 3. & seqq. & praecipue n. 73. }probandolo con autoridades de todas letras, i concluyendo, que se debe poner mayor cuidado en la eleccion de un Corregidor, o Governador, que en la de un Oidor o Consejero. I en terminos de los que se proveyeren para las Indias tenemos una cedula expressa del ano de 1555. i{ Extat d. 3. tomo pag. 27. }que nos ensena lo mesmo, ordenando, "Que en todos los pueblos de Espanoles que huviere en ellas, se pongan Corregidores, hombres aprobados en Christiandad, i bondad, i cuerdos." I el Padre Acosta, k{ Acost. d. li. 3. c 23. & latius eod. lib. cap. 4. per totum. }aun lo encarece mas, diziendo que deben ser de virtud tan solida, i de tal moderacion de animo, que con su exemplo alienten la Religion, i poniendo las advertencias que se han de tener en nombrarlos, i en hazer que no excedan de lo que deben.