Capitulo. xv. que trata de los coredores de cambios/ y delo que deſsu conciẽ cia conciencia ſse deue ſsentir.

EN genero de hombres ha entremetido el demonio eneſsta infernal cõtratacon contratacion por ſsus miniſstros por tramadores deſste abominable exercicio/ a los quales llamã llaman corredores/ y no ſse ſsi el agmento de ſsu multitud ha venido de ſsu cobdicia/ o de ſsu occioſsidad/ o la dela demaſsia delos cambios y vſsuras que ſson ſsin cuento/ para las quales creo que el demonio alquilo tanta multitud a xornal/ y por remediar ſsi pudieſs ſse que no fueſs ſse adelante ſsuperdicion quiero dar en ſsu eſstado mi pareſs cer. El qual es que ellos biuen mal/ porque exercitã exercitan ſemejãte semejante officio que el delas alcaguetas que vendẽ venden ſsangre de virgines y honrra de caſsados/ incitando las a offender con inceſstos y adulterios a dios/ ſson | terceros y alcaguetes para que los cambios y mercaderes den a vſsura ſsus dineros/ y relancẽ relancen ſsus mercadurias/ los quales ſson tratos infernales y en offen ſsa de dios. Por lo qual les aconſsejo que todo lo que han ganado eſste trato lo trabajen reſstituyr a aquellas perſsonas de quien lo recibieron/ y hagan penitencia y demanden a dios perdon/ por que ſsiendo el trato malo y ilicito todos lo ſseran quantos entendieren enel/ y principalmente ellos que tanta parte ſson.
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