AVnq̃AVnque no se, si seria mas prouechoso persuadir
q̃quenadie
tome dineros
cōcon vsuras y en
cābioscambios,
q̃que exprobar y
pōderarponderar quāquan grāgran maldad es el darlos,
porq̃porque dado sea peccado
el prestarlos, no el recibirlos,
tātan reprehensible, son quasi
segũsegun razōrazon humana los
q̃que pidẽpiden, como los
q̃que cōcon tan afrentosa
ganāciaganancia prestāprestan. Todos cierto en cierta manera
peccāpeccan, todos
se pierden los vnos en la bolsa, los otros en el alma, todos
destruyẽdestruyen la republica. Muchos varones sabios
deseādodeseando desterrar esta peste del humanal
gẽtiogentio,
tuuierōtuuieron por mejor medicina, mostrar
quātoquanto desuario era pedir prestado al vsurero
q̃que amonestarle a el, no prestasse
cōcon vsuras
teniẽdoteniendo por incurable su auaricia y tyrania,
mayormẽtemayormente no
refrenādoserefrenandose la
vanidad, y locura del
postulātepostulante q̃que ceua y
sustẽtasustenta la primera
mas
q̃que el
alquitrāalquitran al fuego. A los vnos
dexarōdexaron como a
gẽtegente
sin remedio, a los otros
prouarōprouaron, si
erāeran de vida, y no se si
acabarōacabaron cosa, mas se
q̃que cōsideradoconsiderado el curso presente de los negocios
pierdẽpierden tātan volũtariamẽtevoluntariamente su
haziẽdahazienda, los
q̃que se meten
en
cābioscambios y baratas,
q̃que quasi no les es de auer lastima su
perdiciōperdicion. Lo primero,
q̃que necessidad
cōpellecompelle a los mercaderes
desta ciudad, a dar en interesses
đde cābioscambios a los estrangeros
quātoquanto ganāganan en Indias,
cōcon grāgran peligro y riesgo en sus cargazones? cierto
ningũaninguna necessidad hallaremos, sino vna cierta
ceguedad causada
đde su locura
q̃que es cargar muchos
cuẽtoscuentos đde
ropa
teniẽdoteniendo pocos
đde caudal, y vn hazer su
negociaciōnegociacion rodada,
q̃que no vaya flota sin carga, ni
vẽgavenga ningũaninguna sin retorno,
todo sin mas causa,
đde la
q̃que su
volũtadvoluntad ciega se finge,
ꝑapara lo
q̃lqual
hāhan menester tomar millares a
cābiocambio, a las ferias
cōcon interesses excessiuos y
recābiarrecambiar alla las letras hasta la venida de
las naos, do es ya mas lo que aca deuen que lo que alla ganan. De mas desto hablando generalmente (sin expressar
ningun genero de gente) esto es verdad que a nadie necessito jamas pobreza a tomar
cōcon vsuras y por
cōsiguenteconsiguiente nin|
guno las toma sin ser en ello, por extremo culpable,
porq̃porque
se daña tanto en tomallas, que no se puede escusar de culpa, menos que con vna verdadera pobreza, o necessidad,
mas no ternan escusa tan razonable personas tan fuera de
razon. Lo primero, al pobre que pide, no ay quien le preste, porque no se fian estos logreros, que no son nada misericordiosos sino de quien tiene credito. Lo segundo, inconsiderado acuerdo es pedir a vsuras, el pobre obligandose a pagar mucho teniendo poco. Como podra pagar si
no alcança que comer
,? otros medios ay comodos para su
remedio
: trabajar de manos, deprender algun officio, seruir a quien lo mantenga. Desta manera ha de aliuiar su lazeria, no con vsuras, do antes verna a vna miserable seruidumbre, y viniera en effecto a real captiuerio en tiempos
antiguos, do se vsaua quedar por esclauo del acreedor no
pagandole. Del pobre que se empeña fiando y
cambiādocambiando,
se verifica propriamente el adagio de los Latinos, no puedes lleuar la cabra y cargaste vna vaca, porque no pudiendose mantener con su pobreza, hecha sobre si mayor carga de deudas do realmente empobrece. Que quasi no es
pobre quien no tiene sino deue. Dizen que
cōcon la salud todo se passa, ansi qualquiera necessidad se sufre ligeramente caresciendo de deudas. No ay mas graue trabajo que
oyrse vn hombre dezir pagame, si no ay de que. Todo el
tiempo que se viue sin deudas, se viue
cōcon descanso, y estoy
por dezir sin pobreza, ved quan desuariado consejo es meterse en vsuras el pobre, para remediarse do antes se pierde. Y si al pobre se le imputa a tanta culpa, a que se le imputara al rico, el nunca salir de cambios y mohatras? cierto
a un cordial desuario, y aun desseo efficaz de perderse, y a
vn juyzio oculto del cielo que ordena secretamente, que
con las proprias manos se vaya, este robando sin sentirlo
|
su
haziẽdahazienda cōcon q̃que robo la agena. Otros
muerẽmueren por amparar
su
haziẽdahazienda, este muere
verdaderamẽteverdaderamente por perderla.
SẽtenciaSentencia es muy antigua, voz publica, y vniuersal opinion
q̃que todos los vsureros, ansi manifiestos como paliados, son vnos
ladrones en cubiertos, pues
q̃que pretẽdeque quien nunca sale de
entre ellos
? sino ser despojado
.? Muy injusta
q̃quexa es del
nauegātenauegante q̃quexarse đde la mar, en especial (como
dizẽdizen los poetas)
si se
q̃quexa de Neptuno
quiẽquien segũdasegunda vez nauega, auiendo ya
experimẽtadoexperimentado sus peligros y
tẽpestadtempestad, muy mas reprehensibles, son estos señores
q̃que tātan a la
cōtinuacontinua se quexan de los
estrāgerosestrangeros q̃que los
comẽcomen por los pies con
cābioscambios, y vsuras
teniẽdoseteniendose ellos la culpa de todo, por meterlos en sus tratos.
Que supuesto valerse de su dinero, no es mucho quitar la
capa, a
quiẽquien se pone a peligro de perder
aũaun la camisa, y no
quiere en realidad de verdad, sino
q̃quedar en cueros, quien
siẽpresiempre trata
cōcon quiẽquien le querria robar el caudal. Con mucha
mas
razōrazon se
podriāpodrian quexar de su barbaridad y
desordẽdesorden, como de
quiẽquien principal y radicalmente los roba y deguella.
No
tienẽtienen seys mill de
haziẽdahazienda,
cargācargan veynte mill por parecer caudalosos. Como no
hāhan de incurrir en el mal del asno,
q̃que ara
cōcon el buey
.? Todo esto
cōuieneconuiene a saber, el perderse
sin sentirlo, y el quexarse de otros sentido ya el mal,
quādoquando no tiene remedio, procede de lo
q̃que dize S. Ambrosio,
q̃que
el
cābiocambio y el prestido, es como veneno
đde aspide
q̃que cōcon vn deleyte suaue causado de su frialdad se va
apoderādoapoderando sin
cōtradicioncontradicion por
momẽtosmomentos de las venas, arterias, y neruios hasta llegar al
coraçōcoraçon do acaba la vida, a este modo se huelga
de su mal
quiẽquien se necessito
cōcon su sola desorden en gastar y
cargar,
hallādohallando quiẽquien luego le preste, no
sintiẽdosintiendo por
entōcesentonces su herida, mas poco a poco se apodera la deuda del triste caudal de tal modo
q̃que llegado el plazo, o quita la
haziẽdahazienda q̃que es su ser y
substāciasubstancia, o
arrācaarranca consigo como cancer, vn
|
buẽbuen pedaço della. Este saborçillo que es salir deste aprieto
presente impide, no
entiendāentiendan luego su
perdiciōperdicion hasta estar
del todo perdidos. Los mercaderes son como el gusano
đde
seda
q̃que se enreda, y encarcela
cōcon su mesma trama de negocios
entrādoentrando para salir
đde vna
obligaciōobligacion, en otra mayor, hasta hallarse
đde todas partes rodeados
đde obligaciones de las
q̃lesquales no
puedẽpueden salir sino muertos en la bolsa, o
flaꝗssimosflaquissimos
y disfigurados. Y
ciertamẽteciertamente si se
moderassẽmoderassen en los tratos y
gastos, no les faltaria
bastātemẽtebastantemente segũsegun su estado. Dize Plutarcho, quieres andar a la
cōtinuacontinua largo
đde dineros, viue
ap̃tadoapretado,
porq̃porque en
estrechādoseestrechandose vno al
momẽtomomento le sobra, pero
quiẽquien siẽpresiempre anda fuera
đde pretina, no puede, no hincharse como hidropico, cuya
corpulẽciacorpulencia es malos humores, no carne verdadera, ansi el fausto y aparato destos todo es mero
viẽtoviento, no
substāciasubstancia. Entre
gẽtilesgentiles antiguamente auia vn
solẽnissimosolemnissimo tẽplotemplo en la isla
đde Lesbos do se guarescian los
, ya
muy pelados
đde vsuras, mas no ay mas seguro refugio
ꝑapara euitar el carcelaje y prisiones
q̃que la
moderaciōmoderacion y
buẽbuen regimiẽtoregimiento[.].
Es lugar
tātan cōsagradoconsagrado esta virtud
q̃que no ay juez,
tātan atreuido
q̃que
lo
q̃brātequebrante y prophane. Trata tu
haziẽdahazienda cōcon prudẽciaprudencia, no la
fies toda a la fortuna, ten vna parte en saluo, vn pie en la
mar, otro en la tierra, mide tus tratos
cōcon el caudal, no
estiẽdasestiendas los braços, a mas
đde lo
q̃que puedes apretar
cōcon tus fuerças,
saca las alhajas de casa, y gastos
đde meça de tus interesses licitos, no
expẽdasexpendas mas
q̃que ganas, yo salgo por fiador, no
q̃que seras de futuro rico, sino de presente,
q̃que en seguir esta
ordẽorden đde
vida,
cōsisteconsiste tu riqueza, porque no esta ser vno rico en muchos dineros (como dize Boecio) sino
q̃que de muchos o pocos
q̃que tẽgatenga le sobre. Muchos ay a
quiẽquien segun han menester,
ciẽcien millares no bastan, y con cien mill,
sientẽsienten gran falta, al
cōtrariocontrario si viues concertado, aun
cōcon poco ternas
descāçodescanço,
cosa
q̃que con
grādesgrandes afanes buscan otros, y no lo consiguen.
BiẽBien podra llegar vno por otros caminos a prospero
cōcon en|
gaños y agrauios, mas a vna prosperidad segura y estable
jamas se viene sino por este que he mostrado. Y para que
entiendas quan excellente es y admirable aduierte, que
el concierto de vna casa, y la modestia de vna persona, y
la equidad y justicia en los negocios, son de suyo riquezas
tan amables que exceden con gran ventaja a todo el oro
y la plata, y todos los aueres temporales se han de posponer justamente por adquirillas, o adquiridas por
coseruallasconseruallas, quanto mas si ellas te son aun medio para enriqueçer
corporalmente, y librarte de mill vsuras, y obligaciones
estrechissimas do te mete, y pone tu prophanidad, tomando para
cũplircumplir con ella grandes cambios do viues atado y
captiuo, que genero de captiuerio es deuer a otro? Y pues
tanto
biẽbien se alcança de no
estẽderseestenderse vanamente el
hōbrehombre,
nadie puede jusgar por aspero (sino es
algũalgun loco) cercenar
lo superfluo en la casa, en la persona, y tratos, por la dulce
libertad por quien siempre todos cercenaron
aũaun de lo necessario. Que guerras no
mouierōmouieron, a que peligros no se expusieron,
q̃que trabajos no
sufrierōsufrieron CartaginẽsesCartaginenses, Griegos, Romanos? por viuir libres, hasta las mugeres,
dauādauan vnas vezes
sus joyas para gastos de guerra, otras vezes
cortauācortauan sus curados cabellos para sogas, y
andāandan nuestros naturales
tātan al
reues del desseo general de las
gẽtesgentes,
q̃que se
vendẽvenden por traer
las mugeres galanas, las casas aderaçadas, ellos muy
acōpañadosacompañados, y la mesa muy
esplẽdidaesplendida, gastos
q̃que los
traẽtraen:
siẽpresiempre metidos en la cadena de deudas. Y cierto mayor
subjectiōsubjection es,
deuer a vn vezino,
q̃que estar subjecto a otra republica, ni ay
mas pesado tributo
q̃que esta palabra, paga, mas horrible a orejas de sabios
q̃que ciẽcien siluatos de sierpe. Es
euidẽteeuidente esclauonia
si en particular se
aduiertẽaduierten las intolerables
pesadũbrespesadumbres molestias y
afrẽtasafrentas q̃que cada dia passan
cōcon quiebras, citaciones, judiciales execuciones. Mas doctrina
tātan notoria, no tiene ne|
cessidad de
probācaprobança, sus
encẽdidosencendidos sospiros y
q̃xasquexas son las
q̃que es menester aduertir,
quātoquanto mas
tienẽtienen de
viẽtoviento y desuario
q̃que de
razōrazon, y fundameto. No
desistẽdesisten ellos
đde su vanidad
perniciosa, y
quexāsequexanse de los
estrāgerosestrangeros,
porq̃porque insistẽinsisten en sus
vsuras prouechosas, como si fuesse mas gustosa, y tenax la
vanidad
q̃que la auaricia. Todos sabemos
q̃que segũsegun a ora se viue
es impossible dexar de auer vsureros naturales, o forasteros, y es
tambiẽtambien ineuitable,
q̃que auiẽdolosauiendolos no se menoscaben
y
aũaun acaben las
haziẽdashaziendas de muchos,
especialmẽteespecialmente en los
de gradas
cōcon cābioscambios y ventas al fiado, y toda esta su
perdiciōperdicion podriāpodrian euitar
cōcon tiẽpotiempo,
variādovariando esta su traça
đde negociar
corrupta. Pues si lo
puedẽpueden remediar, y no lo
remediāremedian, no es
frenesis quexarse del
cābiadorcambiador, o mercero?
q̃que antes segun
son
grādesgrandes las summas
q̃que dan a cambio, o fian
fuerāfuera,
hablādohablando humanamẽtehumanamente mas necios son en darlas sin interes,
q̃que son
agora los mercaderes locos en darles a ganar
tātastantas vsuras.
Si tuuieran necessidad de
ciẽcien ducados al año, inhumanidad fuera no prestarselos gratis, mas quexarse que pidiendo diez y veinte mill para su apparato de cargazones, les
lleuen sus interesses, es a mi juyzio estraña locura, estando
tātan muerta ya la charidad.
AũAun quādoquando bullia heruorosa en
el Christianismo, no hallara quien sin tocarle en parentesco o amistad, le diera quatro y cinco mill escudos, dos
y tres vezes al año, como
hāhan menester los mercaderes y
tomātoman a
cābiocambio, o en ropa
q̃que es vna especie de vsura.
FingamosFinjamos
q̃que los
estrāgerosestrangeros se
enmiẽdanenmiendan deste vicio,
q̃que les
notānotan prestādoprestando sin interes, a mercaderes desta ciudad como suelen, a
modo de
monte pietatis tu, tu mesmo mercader, jusgarias
luego por error salir
đde su patria a seruirte
tātan ꝓuechosamẽteprouechosamente en la tuya,
pudiẽdopudiendo aprouechar en la suya a sus vezinos
.?
O ciega auaricia
q̃que embeleza de tal modo
cōcon sus
pretẽsionespretensiones,
q̃que publica por agrauio no emplearlos otros sus
haziẽ| fol. [125]vdashaziendas en su seruicio y vtilidad, como si fuera deuido venir
gẽtesgentes quiniẽtasquinientas leguas a prestarles su caudal, o a fiarselo por
largos plazos.
RespōdẽResponde a esto
q̃que no
murmurāmurmuran đde sus
ganāciasganancias
sino de su
grādezagrandeza y
exhorbitāciaexhorbitancia, cierto yo
cōfiessoconfiesso tābiẽtambien
su excesso y tyrania,
q̃ndoquando veẽveen la suya. Pero miradas las ocasiones
q̃que en España, se les
dādan, mas me atreueria a exagerar su
malicia
q̃que a explicar
nr̃nuestro error. El negociar barbaro
đde nuestras
gẽtesgentes y su
presumciōpresuncion loca de ser yguales entre si y hazer lo
q̃que otro (
aũq̃aunque les cueste la vida) es señuelo
q̃que llama los
estrāgerosestrangeros a
q̃que vengāvengan como aues
đde rapiña a comerles las carnes
cōcon cābioscambios y recambios, ansi a los principes como a los
particulares. En Alemaña, en
FlādresFlandres, en
FrāciaFrancia, en Italia
, ha
muchos
tiẽpostiempos que reyna la vsura, como en parte, muestra
claro el acerbo castigo de Dios en nuestros
tiẽpostiempos,
q̃que es quitalles,
segũsegun vemos la
cōfessionconfession catholica de la boca, por
q̃que a
este detestable vicio, es muy anexo y proprio effecto destruyr la fee, y
religiōreligion Christiana, es vna carcoma de todas
las virtudes
q̃que las roe hasta el
trōcotronco y rayz, y hasta dar
vltimamẽtevltimamente cōcon el arbol de vida en tierra, agora destruydos ya
sus naturales
q̃que hāhan đde hazer, sino estar como en atalaya
mirādomirando en circuito al orbe
quiẽquien se quiere desangrar
cōcon cābioscambios y
acudir alli al
momẽtomomento, como a cuerpo muerto auiones
.? Hales acaescido a
aq̃llosaquellos reynos, como a los
AtheniẽsesAthenienses,
q̃que estāestan
vn poco mas
adelāteadelante, do
quādoquando vino
SolōSolon a gouernarlos se
auiāauian los ricos apoderado de los mesmos bienes, rayzes, de
los plebeyos, viñas,
semẽterassementeras, dehesas, casas, y possessiones
cōcon prestamos
q̃que les
auiāauian hecho, y se las
arrẽdauanarrendauan despues a tributo a los primeros dueños, como hizo Ioseph
cōcon los Egypcios en la
hābrehambre, y
auiẽdoauiendo tratado desta forma
a sus naturales,
quierẽquieren nuestra
gẽtegente q̃que les
prestẽpresten a ellos gratis, o
q̃que seāsean humanos en
lolos interesses.
QuātoQuanto mejor seria ponernos en
ordẽorden y pues nuestra tierra es tan rica y prospera
como fue
siẽpresiempre y es agora mas
q̃que nũcanunca nuestra España, repu|
blica felice y
sufficiẽtissimasufficientissima para si, remediar
cōcon tiẽpotiempo nuestra
perdiciōperdicin,
q̃que es subjectarnos sin sentirlo a los
estrāgerosestrangeros
dādolesdandoles el principado en todas las cosas principales del
reyno. Tornamos a imitar la simplicidad, perniciosa de
nuestros ante passados,
quādoquando como agora
admitierōadmitieron los
Andaluzes en su
cōpañiacompañia a los de Cartago?
q̃que entrādoentrando cōcon titulo de mercaderes
enriquescierōenriquescieron, y poco a poco se
inxirierōinxirieron en officios publicos, por do sin aduertirlo
vsurparōvsurparon
despues todo el imperio de la republica. Este successo nos
llorālloran sabios años ha,
entẽdiendoentendiendo la malicia de las
gẽtesgentes,
conosciẽdoconosciendo los principios y rayzes
đde los males y la variedad
de las cosas humanas. No
puedẽpueden no bozear viendo en su
tierra
tātan prosperos a los de fuera, las mejores possessiones
suyas, los mas gruessos mayorazgos, toda la massa del reyno en sus manos, esto es todas las
rẽtasrentas reales, y de caualleros, ellos
entrāentran en las casas de los vezinos a cobrar los tributos y alcaualas, ellos los
molestāmolestan, y
executāexecutan.
q̃Que mayor
subjectiōsubjection se ha de tener? O sueño pesado, y lethargo amodorrido de
quiẽquien embelezado, con el humo de
cābioscambios que
hallāhallan en essas ferias (como dize S. Thomas escriuiendo al rey
de Chypre) duerme muy profundo no curando, llaga
tan mortal, ya no ay grosura, ni lana, ni vellon en nuestro
hato, porque en
nasciẽdonasciendo se corta y se lleua a Italia, en
FlādresFlandres, en Venecia, y Roma prouincias esteriles de metales,
ay tanta copia de moneda hecha en Seuilla que los techos pueden hazer de escudos. España reyno fecundissimo esta falto, porque no vienen tantos millones de
nuestras Indias, quantos estrangeros passan a sus ciudades. Y segun llega ya este despojo a los minimos rincones
de los naturales, muy presto auremos de reuocar el trato
antiquissimo de nuestros padres que era trocar vnas cosas por otras, no mercar, ni vender, porque no ha de auer
|
moneda que sea precio y con que se trate y compre, y sera
justo castigo sea todo nuestro negociar trueques,
q̃que son como vimos cambios, pues por vsar tanto los cambios perderemos la compra y venta, despojandonos del dinero, y
necessitandonos sin causa legitima, a no poder biuir sin
estrangeros y sin mohatras y vsuras inconuinientes, faciles de euitar, si como dixe al principio vuiesse
moderaciōmoderacion
en el trato, no gastando ni cargando mas de lo que sufre el
caudal, poca ganancia seria mucha, y entraria mas en prouecho. Lo que de mercaderes en este mi parecer y sano
cōsejoconsejo he singularizado o exemplificado, se entiende juntamente en su grado y
proporciōproporcion en todos estados, porque
a todos fue, es, y sera siempre muy vtil la modestia y templança ansi para impedir graues daños generales y particulares como para causar en los vnos y en los otros grandes bienes.