CAPIT. V.

CAPIT. V.

Del origen de las gentes, que se hallaron en las Regiones del Nuevo Orbe, i como, i por donde se entiende, que pudieron paßar à poblarlas.

VArias, i aun desvariadas opiniones tuvierōtuvieron los Filosofos Gentiles cerca de la primera creaciōcreacion i propagaciōpropagacion de los hombres.
Pero entre los que por la misericordia de Dios, professamos su Fè Catolica, tan cierto es como sabido, que todos los que se hallan, i hallarẽhallaren en qualquier parte del Orbe, traen su origen, i descendencia de nuestro primer Padre Adan, à quien Dios criò, i formò del polvo de la tierra, i aun tomandole, segun algunos dizen,
de todas las quatro partes de ella, para que fuesse origẽorigen de quātosquantos en ellas naciessen, i dueño de quanto en las mesmas se criàsse, i produxesse.
I teniendo esto por assentado, i de Fè, el gran Agustino,
tratando de lo que algunos Autores escriven de gentes monstruosas, saca por conclusion, que si se hallan tales, ò no serāseran hombres, ò si lo son, es forçoso, que sean descendientes de Adan. El qual hizo la primera division del MũdoMundo entre sus hijos, que le poblaron en varias partes,
multiplicando lo que se sabe.
I aun que despues los castigô Dios por sus pecados, con el diluvio universal, fuera de Noe, i su muger, i sus hijos Sem, Cham, i Iaphet con las suyas, i los animales, que por su mandado se encerraron, i salvaron | en el arca.
Genes. 9.
I èl, quedando como por segundo Padre del genero humano, que dèl i los suyos se fue propagando, hizo otras, i otras divisiones, i poblaciones.
Por lo qual aun los Gentiles le celebrarōcelebraron i veneraron mucho debaxo del nōbrenombre de Iano, llamandole padre de todos los Dioses mayores, i menores, i tambien Consuvio de la palabra Latina Consero, que es sembrar, por la propagacion que hizo en el mundo,
toda via à Adan debemos reconocer, i reconocemos por Protoplasto, i tronco, de cuyas ramas nos derivamos.
I supuesto que no se sabe que ninguno de sus descendiẽtesdescendientes, ni de los de Noe, saliesse ni poblasse fuera de las tres partes, que antiguamente eran conocidas en el Orbe; conviene à saber Assia, Africa, i Europa, como expressamente lo enseña san Geronimo, i otros Autores.
Con razon se ha puesto en duda, de quiẽquien diremos que descienden estos Indios Australes, i Occidentales, de que hallamos tan pobladas todas las islas, i tierra firme del Nuevo Orbe? i quando, como, i por donde pudieron passar a ellas, estando como estàn divididas de las otras casi con todo el Oceano, i pareciendo que totalmente fueron ignoradas por los Antiguos?
Porque como dize bien Ioseph de Acosta,
ni podemos pensar, que passô a ellas el arca de Noe, ni que algũalgun Angel traxesse por el aire los progenitores de estas gẽtesgentes, como al Profeta Habacuch desde Palestina à Babilonia;
Danielis c. 14. vers. 35.
por que no preguntamos lo que Dios pudo hazer, sino que se puede entẽderentender que hizo, segun el orden, i razon de las cosas humanas.
I tāpocotampoco se puede dezir, que estos Indios quedassen salvos en aquel grāgran diluvio de Noe, si es queentōcesentonces auian passado à poblar en estas Provincias. Por que esto repugnaria à la sagrada Escritura, que nos enseña,
que pereciò en èl todo el genero humano, exceptos los de la Arca, y que las aguas prevalecierōprevalecieron mucho sobre toda la tierra, i cubrierōcubrieron quantos montes avia debaxo del cielo. I assi estas universales tātastantas vezes repetidas, muestran, que tambien se estendio al Nuevo Orbe, como en particular lo afirman algunos Autores que dèl escriben, añadiendo, que aun entre sus Barbaros moradores se hallaron de esto en algunas partes algunas noticias.
Por las quales razones, dizen con mucha, los doctos Padres Ioseph de Acosta, i IuāIuan de Pineda,
que eneste punto de averiguar con certeza el origen de los Indios, mas facil es reprobar opiniones agenas, que proponer alguna propria que satisfaga.
I esto se manifiesta mas, leyendo el libro, que en nuestra lengua vulgar, aunque no con vulgar erudicion, ha escrito de solo este argumento el Padre Fr. Gregorio Garcia Dominicano, intitulado, OrigẽOrigen de los Indios, dōdedonde despues de aver trabajado mucho en referir i apoyar doze diversas opiniones, viene à reprobarlas, i à resolver, que ninguna de ellas se puede admitir, i dexa el articulo en mayor duda.
De lo qual no debemos maravillarnos; por que esta dificultad apretô de suerte à S. Agust.
que quiso mas afirmar ser impossible, que estas partes Australes fuessen habitadas de hōbreshombres, i negar, como negô, que huviesse Antipodas, que confessar (oprimido de tan apretado argumento) que en alguna parte del mundo se pudiessen hallar hombres, que no descendiessen de Adan. I esto, por tener por absurdo el gran Santo, que algunos de sus descendientes pudiesse aver passado a ellas, atravesando la inmensidad del Oceano, i no teniendo, en aquellos rudimentos del mundo, modo, ni arte para poder navegarle, ni conocimiento de la piedra iman, i aguja de màrear, como luego diremos.
Infrà hoc lib. cap. seq.
I no medraremos mas en la extricacion de este laberinto, si pidieremos algun hilo para salir bien dèl, à los mesmos Indios, preguntandoles lo que entienden de su propagacion, i quienes fueron, ò de donde vinieron sus pri|meros Autores. Porque como ni tenian letras, ni otras formas en que poder conservar tan antiguas memorias, excepto vnas pinturas de que usaban los Mexicanos, i unos nudos en hilos ò cordeles los Peruanos, que en su lengua llaman Quipos, que apenas bastaban a conseruar, aun confusas, las de quatrocientos años,
es cosa de admiracion, quan varias, fabulosas, i ridiculas son las noticias, ò tradiciones, que todos en todas partes dan, ò fingen de sus origenes. I los mas entendidos se reducẽreducen à pensar, que fueron criados, i nacidos ellos i sus passados, en el Orbe que habitan, ô que fueron hijos del Sol, ò salieron del mar, ò de ciertas cuevas, lagunas, fuentes, ò peñas que señalan, como se podrāpodran ver mas latamente en los que refieren en particular sus historias.
Lo qual no es de maravillar en gente tan barbara, pues en los Romanos, i otras Naciones, que veneramos por entendidas, huvo los mesmos, ò semejantes errores, de que escuso hazer relacion, pues yà se halla recopilada por otros mas graves Autores.
I la mesma disculpa dà Cornelio Tacito, en el principio de la vida de Agricola, à la incertidumbre del OrigẽOrigen de los Britanos. I Estrabon, à quantas historias refirieron los Indios Orientales de siglos antiguos, afirmando, que ellos, i todos sus Escritores, por la mayor parte son mentirosos.
I si los Sacerdotes de los Egipcios hazian burla de los Griegos, i i los llamabāllamaban niños, como en su Timeo lo refiere Platon, por dezir que ignorabāignoraban las historias, i cosas antiguas, no es mucho las ignorẽignoren estos Indios, cuyos Propagadores debieron de ser tan incultos i barbaros como ellos, segun lo conjetura el Padre Acosta.
I quando huviessen salido de algunas ciudades, ò Republicas del Orbe antiguo, bien entendidas, i concertadas, primero que llegassen à estas, tan distantes del Nueuo, traerian olvidado lo mas, i despues el tiẽpotiempo les borraria lo que restaba, dexādodexando à sus descendientes casi sin rastro de discurso de hōbreshombres, i solo con el aspecto i figura de tales, como los hallamos en las mas partes: i se ven oy, aun en algunas de España, i Italia, que parecen salvajes.
I en menos distancia de tiempo lo experimẽtamosexperimentamos, en los que procedieron de aquellos antiguos Españoles, que huyendo la invasion de los Moros, se escondieron en el valle que llaman de las Batuecas, que està cercado de las altas serranias, i montes de la peña de Francia, donde estuvieron escondidos cerca de ochocientos años, en continuadas generaciones, sin saber yà los ultimos, como vinierōvinieron alli los primeros, ni que huviesse mas mundo, ni retener sino unas pequeñas vislumbres de Christiandad, hasta que à caso fueron descubiertos en nuestro siglo, i traĩdostraídos à mejor vida, por el Duque de Alva, andādoandando por aquellos montes à caça, como lo refiere el insigne, i nunca dignamente laureado i premiado Poeta Lope de Vega Carpio, unico Fenix de España, i admiracion i portento del Orbe, por las muchas Comedias, i otras obras que cōpusocompuso, en una que hizo de este descubrimiento, i aplicandolo al intento de que tratamos, el no menos digno de alabāçaalabança Docto Padre Maestro Fr. Basilio Ponce de Leon.
Por mas desatinada, que las tradiciones de los Indios, i aun peor, por que juntamente es erronea, se debe tener i cẽsurarcensurar la de algunos
que han intentado dezir, que por ventura se engendrarian los primeros pobladores de estas provincias, de la tierra, ô alguna putrefaciōputrefacion de ella, ayuda del calor del Sol, movidos de la dotrina de Auicena, que sintio, que esto era possible, la qual, por lo menos en quanto à la formacion del cuerpo, procura defender nervosamente Andres Cesalpino.
Pero està reprobada con razon por graves Theologos i Filosofos,
los quales cōvienenconvienen, en que de la putrefacion pueden criarse animales, que llaman imperfectos, ò insectos, como moscas, gusanos, ranas, ratones, i otros de este | genero, segũsegun lo enseña Aristoteles, i otros Autores,
Pero no los perfectos, especialmente el hombre, que es perfectissimo, i en quiẽquien es de fè, que para que pueda tener i merecer nombre de tal, ha de proceder del semen prolifico de sus padres, i derivarse del que lo fue de todos Adan.
Reprobando juntamente, por la mesma causa, otra impia, i heretica opinion de Arnaldo de Villanueva, i sus sequazes,
que se atrevieron à afirmar, que por arte Chimica se podia producir, i formar un hombre verdadero, i aun se pusieron à intentarlo, cogiendo semen humano, i metiendolo en un vaso con ciertos medicamentos simples.
Como ni tāpocotampoco se podra criar, ni formar por arte Magica demoniaca, ni por ayuntamiento, ò conmixtion con ximias, cabras, vacas, perras, ô otros animales, segun la mas verdadera opinion, que citando à otros muchos, defiende nuestro insigne I. C. Alonso CarrāçaCarrança.
Mas parece que se llegan à la razon, i verdad, los que dizen,
que los primeros habitadores de estas Provincias passarian à ellas con naves fabricadas para este intento, como aora lo hazemos los Españoles, i lo han hecho siempre los que han pretendido mudarse de unas Regiones à otras transmarinas.
O que quando no intentassen passar à el de proposito, pudo ser, que navegādonavegando para sus comercios, ò otros fines, à Provincias vezinas, se derrotassen con tormentas, i arrojados por el Oceano, arribassen à alguna de las de estas Indias, i de alli poco à poco fuessen poblando las otras: la qual opiniōopinion tiene por provable el Padre Acosta, i la siguen muchos Autores.
I se puede cōfirmarconfirmar con varios exemplos de largas navegaciones, que en siglos passados hizierōhizieron algunos Antiguos, assi meditadas, como fortuitas, que refieren los que la siguen.
Entre los quales, no quiero passar en silencio, el que traen Gomara, i otros
(aun que no sè con quanta certeza) de los Españoles, que huyendo de la guerra, i servidumbre de los Moros en tiẽpotiempo del Rey D. Rodrigo, se embarcarōembarcaron en el Oceano, i aportarōaportaron à las Provincias de Cozumel, i IucatāIucatan, i viviendo, i muriẽdomuriendo en ellas, pusierōpusieron sobre sus sepulturas, i en otras partes muchas Cruzes, i se las enseñaron à reverẽciarreverenciar à los Indios: las quales se hallarōhallaron alli por los nuestros, quādoquando se descubrieron estas Provincias.
I à lo mesmo mira la otra historia de la Isla que llaman de las Siete Ciudades, que los Portugueses, i otros han buscado tantas vezes en vano, por aver oido dezir, que siete Obispos, i mucha gẽtegente de España con ellos, huyẽdohuyendo en la mesma ocasiōocasion, la hallarōhallaron à caso, i poblaron en ella aquellas siete ciudades, señalādoseñalando à cada Obispo la suya por Catedral, como lo refierẽrefieren Antonio de Herrera, i IuliāIulian del Castillo,
aun que este ultimo añade, que estas Islas son invisibles, i se llaman Antilias, i yo lo tengo por fabuloso.
Pero sin embargo de lo referido, no puedo conformarme con esta opinion, como ni lo hazẽhazen Acosta, i Herrera.
Porque no es creible lo primero, de aver navegado de proposito à Regiones tan distantes, de que entonces no se tenia noticia, ni tampoco del Arte de navegar tan inmenso pielago, como queda apũtadoapuntado. I lo que es averlas hallado à caso, aportando à ellas derrotados, i naufragantes, aunque parece mas verosimil, se dificulta, porque en tales ocasiones, i embarcaciones, no parece pudieron passar tantos hombres, i mugeres, que bastassen à propagar los innumerables que oy las habitan.
I quando aun esto se vença, no podemos creer, ni conceder, que tambien passassen en las mesmas naves, los muchos, i diferentes animales, que assimesmo se hallaron en estas Provincias, no solo domesticos, i utiles para el servicio delos hombres, sino fieros, i nocivos à ellos, como son leones, tigres, panteras, lobos, ossos, çorras, i otros semejantes; los quales no es creible que embarcassen, i traxessen | consigo los derrotados. I es llano, que siendo de los que en su genero llaman Perfectos, les avemos de buscar el origen de su passaje, i propagacion, como à los hōbreshombres, i mugeres, pues igualmẽteigualmente perecieron todos en el diluvio, excepto los que Noe por orden divino recogio, i encerrò consigo en el Arca.
La qual dificultad movio el grādegrande Agustino,
aun hablando de los animales, que despues del diluvio se hallarōhallaron en Islas no tan distantes como estas de que tratamos, i nũcanunca acabô de salir de ella, como ni Luis Vives su Comentador, ni Fr. Gregorio Garcia, aun que lo procura por once §§. CōcluyendoConcluyendo,
que ò seriāserian passados à estas Regiones por ministerio de Angeles, como quādoquando fuerōfueron traidos à la presencia, i cōspectoconspecto de AdāAdan, para que les pusiesse los nōbresnombres que les quadrassen, ò que mandaria Dios à la tierra, que los criàsse i produxesse de nuevo, como lo hizo antes del diluvio.
Evasiones poco ajustadas al caso, en que, como se ha dicho, no buscamos lo que se pudo hazer por milagro; el qual si Dios pretẽdierapretendiera obrar, no necesitava de las prevenciones tan particulares del Arca, como advertidamente, reprobando esta opinion, lo dizen Acosta, i Tornielo.
Por cuya causa ay otros, que movidos por tan diversas como inciertas conjeturas, quierẽquieren que los primeros habitadores ayan sido Fenicios, Cartagineses, Romanos, o Italianos, que fueron embiādoembiando Colonias à estas Provincias, i tuvierōtuvieron ya de tiempo antiguo alguna pericia en el navegar.
Otros dizen, que pudierōpudieron passar à ellas desde aquella Isla AtlāticaAtlantica, que refiere Platon en su Timeo, i en esta opinion està muy firme Iusto Lipsio;
siendo assi, que los que mejor sienten, tienẽtienen esta Isla, i toda la narracion de Platon por patraña, como ya arriba lo dexo apũtadoapuntado.
Otros, por parecerles, que en esto favorecen mas à nuestra España, quieren persuadirse, ò persuadir, que desciẽdẽdescienden de Tubal hijo de Iaphet, nieto de Noe, que despues de averla poblado, como tenia por vezino el Oceano, pudo ser, que embiàsse à reconocer i poblar las Provincias que despues del avemos hallado, de que su padre, ò abuelo le darian alguna noticia.
Otros dizen, que ya que Tubal no intentasse este descubrimiento, le intentaria Hespero, que fue el duodecimo Rey de nuestra España. I que por esso se llamaron Hesperides las Islas, que oy dezimos de BarlovẽtoBarlovento; las quales pobladas, fue facil el transito à las demas Islas, i Provincias de Tierrafirme, que despues de ellas se descubrieron. I de aqui sacāsacan, con quātaquanta providẽciaprovidencia dispuso Dios, que bolviessen a los Reyes sus sucessores, passados ya mas de 3280. años, que el las avia ocupado, i poblado.
Otros, mas comunmente, los hazen descendiẽtesdescendientes de iudios, a quienes pruevan parecerse mucho en el traje, condicion, i costumbres, i en algunas ceremonias, i vocablos, que los imitan; i que los primeros seriāserian de aquellas diez Tribus, que en tiempo de Oseas Rey de Israel, cautivô Salmanasar Rey de los Asrios, i las trasplantô en Regiones nuevas, i tan remotas, que segun se lee en el libro de Esdras,
nunca en ellas avia habitado el linage humano, i distavan mas de año i medio de camino, cosas que parece se adaptan mucho à nuestro Orbe Nuevo, i en que insiste mucho Genebrardo, i otros, admirādoseadmirandose de que todos no ayan caido en esto, i lo sigan.
Pero mas digno de admirar es, que varones tan grandes tengan por infalible, lo que es tan dudoso. I no reparen en la poca fè que tiene aquel libro de Esdras. I que es mas cierto, que los Iudios de aquellas doze Tribus estan oy en el mesmo cautiverio que antes, i lo han de estar hasta los fines del mundo, en que por el Eufrates buelvan à entrar en la tierra de donde salieron.
Fuera de que aun no señalan por donde, ni como passarōpassaron, ô navegarōnavegaron estas Tribus al Nuevo Orbe. Siendo dificultosissimo, que desde donde estavan lo pudiessen hazer, segun la evidencia Cos|mografica de Tornielo,
que por estos, i otros argumentos sea parta de esta opinion, como tambien lo han hecho otros Escritores de grāgran renombre.
Los quales con mayor razōrazon reprovaràn otra, que intentò un grāgran Iurisconsulto, pero poco versado en divinas, i humanas letras, i seguido de otro, que no alcançava mas de ellas.
Diziendo, que estos Indios traen su origẽorigen de Isaachar, quinto hijo de Iacob, i su Tribu; solo fundados, en que la bendicion, que à este le echò su Padre, parece que conviene à la tierra fertil, que habitan, i servidũbreservidumbre, que en ella padecẽpadecen.
Esto es lo que en punto tan incierto, i dificil se dize por otros; lo que Yo puedo dezir en el, es, que pudo ser todo: pero que aviendo de adivinar, siempre he tenido por mas provable la opinion de los que enseñan, que este Nuevo Orbe està sin duda, por algunas partes, que aun oy no avemos descubierto, contiguo, ò tan vezino con el Antiguo, que por ellas fue facil, i pronto, que passassen à el por tierra, ò à nado, ò en embarcaciones pequeñas, de corta distancia, los primeros habitadores, i los muchos, i varios animales perfectos de que le hallamos poblado. Porque Dios con su infinita providẽciaprovidencia ha dispuesto el MũdoMundo de suerte, que sus quatro partes, aunque por algunas se hallẽhallen divididas, i cortadas del mar, por otras, ò se jũtẽjunten, ò se puedāpuedan comunicar con breves estrechos. I siẽpresiempre, cerca del continẽtecontinente, colocô Islas, que sirviessen como de gradas, para que todo pudiesse ser andado, i habitado del genero humano.
Assi lo muestra el que llamamos de Gibraltar, el Arabico, el PanamẽsePanamense, el Thracio, i Cymerico, el de Anian, i otros, que nos descubren i delinean las tablas Cosmograficas.
I por las mesmas, i por lo que escriven Autores muy entendidos de estas materias,
se sabe, que àzia el Polo Artico, corriendo por lo Septentrional de la Florida, i tierra, que llaman del Labrador, se viene à dar con GroelādiaGroenlandia, i EstotilādiaEstotilandia: i por el Cabo Mendocino, i Estrecho de AniāAnian, se avezināavezinan mucho algunas Provincias del Nuevo Orbe, con las que habitan los Tartaros, i Chinas, i otras de la India Oriental, por donde pudierōpudieron tener passo franco para poblarle.
Por el Polo Antartico, ô del Sur, no se sabe hasta dōdedonde corre la tierra, que llamāllaman de Patagones, i Estrecho de Magallanes; pero tienese por cierto, que por frias que seāsean estas Regiones, se han de hallar pobladas, i cōtinuadascontinuadas, como las que caen en el otro, debaxo de la frigida Zona. I por aqui dizẽdizien Henrico Martinez, Ortelio, i otros,
quese jũtanjuntan con la Nueva Guinea, i Islas de SalomōSalomon, fronterizas del Peru, i Reino de Chile. Por manera, que allanado el trāsitotransito, no fue dificultosa la poblacion, i propagacion, por que de esta mesma forma fue cundiendo por lo restante del Mundo, la de los descendientes de Noe, i se han hecho en el tantas, i tan grādesgrandes, i varias mudanças, ò transmigraciones de hōbreshombres, como leemos.
I si esta comẽçôcomençô el año de 1931. despues de la creaciōcreacion del Mundo, i 274. años despues del diluvio, por los hijos i descendiẽtesdescendientes de Iaphet, tercero hijo de Noe, segun la computacion de Tornielo,
bien pudo aver multiplicado lo mucho que experimentamos; pues segun otra del mesmo Autor,
solo un par de casados en 210. años puede procrear naturalmente mas de un millōmillon seiscientos i quarenta i siete mil i ochẽtaochenta i seis descendientes.
I estos de nuestras Indias, se tiene por lo mas cierto,
que se originaron por mayor parte de los de la Oriental, ô de alguna redundāciaredundancia de Chinas, i Tartaros; i assi Arias Montàno los llama Ophiritas.
Arias Mont. in Phaleg.
I quiere, que desciendan de los dos hijos de Iectan, Ophir, i Hevila, que fueron los pobladores de ella. I de verdad es mucha la semejança, que ay entre los de ambas Indias, en talles, condiciones, ritos, i costumbres, i especialmente en el color de membrillo cocho, como lo cōsideranconsideran otros,
dādodando las causas del, i del de los Negros, i su cabello crespo; pe|ro haziendolos à unos, i otros descendientes de Cham, hijo de Noe, i que por aver incurrido en la maldicion que el les echô, quando descubrio su embriaguez,
Gen. 10. Paral. 1.
padecen este, i otros trabajos, i servidumbres, i se han quedado por la mayor parte de mediana estatura.
Aunque ay muchos, que escriven,
que en algunas Regiones de unas, i otras Indias se han hallado, i aun se hallan oy gigantes de portẽtosaportentosa grandeza, en que no me detẽgodetengo, porque ni importa para mi intento, ni permite, que me alargue mas lo dilatado de este capitulo. I en los Latinos
lo hago, poniendo exemplos de admiracion en este particular, assi de las Indias OccidẽtalesOccidentales, como de las Orientales. i muchos mas trae
, citando los mios, don Iosef Pellizer, refutando à Alonso Carrança,
que quiere provar, que nunca huvo gigātesgigantes.
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